sábado, 26 de diciembre de 2009

Christmas bike


Imagen: Swedenfreezer.com

Como siempre, una llamada de C me saca de mi cómoda ciclovía existencial para enganchar mi catalina con el movimiento de traslación planetaria: necesita una mano con un par de regalos navideños cuya naturaleza tecnológica cae bajo mi "expertise".

Aunque le digo que sí de inmediato, la perspectiva de salir en la camioneta a navegar en el tormentoso tránsito navideño me desalienta. Peor aún sería subir a un taxi, donde la cháchara boba del conductor -hoy con tema pascual ineludible- me caería tan bien como una patada en la entrepierna.

La elección obvia, inteligente y aeróbica es salir en la bicicleta. A desmedro de lo que semanalmente se consigna en esta columna, mi negra hace meses que se oxida en el jardín. Pero basta llevarla al grifo para que un poco de aire en sus neumas y un sol de aceite en la cadena la hagan -instantáneamente- florecer.



Imagen: Cyclochris.files

Bendita sea, hace camino al pedalear. No importa que Lima enloquezca de tránsito y transeúntes, en ella vuelo sobre los embotellamientos, los huecos y hasta algunos semáforos. En ocho minutos aterrizo en mi destino, sin haber contribuido al calentamiento global. En cuarenta la misión está cumplida y admirado veo cómo por lo menos un lustro ha desaparecido de mi reflejo en el espejo: así de bueno es pedalear.

Entusiasmado por mi reencuentro con la ciclovía y la ciclovida, a las once y media de la noche salgo a dar algunas vueltas al Golf de San Isidro. Conozco bien esa ruta, desde que faltaba al colegio para ir a buscar pelotas perdidas en los arbustos hasta hoy, que la gente espera las doce para celebrar otra navidad.

Al contrario de otras noches por las avenidas sólo hay taxis; ni caminantes ni joggers. Sobre los edificios, las cortinas -que normalmente cubren pudorosamente la fortuna material de sus propietarios- hoy lucen abiertas y dejan ver habitaciones llenas de danzarinas luces navideñas fabricadas en China por gente tan atea como yo.

Siluetas de mujeres esbeltas y de hombres rechonchos intercambian regalos y bebidas mientras que las manecillas de los relojes se sobreponen a las doce. Un increscendo de estallidos subraya lo particular de la fecha al tiempo que -desde las sombras- un anónimo huachimán me sorprende al gritarme: "¡Feliz navidad!"

Imposible cosechar otro deseo tan espontáneo y desinteresado, al que solo atino responder levantando una mano entumecida mientras me zambullo en la oscuridad de una curva. Me duelen los muslos, los nudillos y las pantorrillas, la respiración es honda y mi corazón golpea con una fuerza que creía perdida. Ese es mi inesperado regalo de navidad: volver a la ruta de la que nunca debí haber salido. Gracias C.

Enlaces relacionados

Pablo Vásquez para Sophimanía

No hay comentarios:

¿Qué es Sophimanía?

Divulgación Científica:
Impulsamos el conocimiento de temas que por coyunturas políticas, pasan a 2do plano. Creemos que solo nuestro instinto por saber, conocer, explorar, cuestionar, construir, ha permitido que nuestra especie ocupe este espacio-tiempo, y por lo que quizás permanezca.

Pensamiento Crítico:
Ver el mundo con ojos nuevos. Rebelarse contra la información estandarizada. No dejarse doblegar por el sistema, la educación pasteurizada o el circuito estético consumista imperante. Ser libre, o lo más libre posible, empezando por tu mente y tu cerebro.

Un blog de Claudia Cisneros