miércoles, 16 de septiembre de 2009

Ciclovía: La guerra de las 21 pulgadas (a propósito del Día mundial sin autos)



Hubo un tiempo en que los ciclistas dominamos la tierra. Manadas de bípedos poblábamos los caminos y uníamos puntos distantes a 13 kilómetros por hora, promedio. No era poco. Esa velocidad contribuyó, en la Europa de comienzos del siglo 20, a espolear el intercambio social, intelectual y sentimental de los pueblos.

Sin contaminar, sin hacer ruido, sin detritos de mulas, yeguas o caballos, el biciclo cooperó también a evitar infartos, a estimular los sistemas cardiovasculares, a fomentar el amor a la vera del camino.

Pero la revolución industrial que creó la bicicleta produjo también a su depredador: un cuadrúpedo inmenso de lata, acero, fierro y madera: el auto. Voraz, se adueñó de los caminos, hizo trizas las marcas de velocidad de los ciclistas y se autoproclamó soberano de las vías civilizadas.

Los ciclistas, como los mamíferos del jurásico, quedamos relegados a los suburbios. A las vías secundarias, a las cuevas, a las entrañas mismas de esas enormes máquinas.

Hoy, más de un siglo después, los autos están en vías de extinción. Casi han acabado con las reservas de hidrocarburos del planeta, herencia que les dejaran sus antepasados, los dinosaurios. Sus emisiones mortales siguen calentando la atmósfera y haciendo improbable la existencia de la vida basada en el carbono.

Aprovechando la situación, los ciclistas hemos comenzado la reconquista de los caminos. También hemos mutado y aprendido de los autos. Nuevos materiales, diseños y accesorios han convertido a la bicicleta en un vehículo aún más eficiente y rápido.

Por ahora, el reino que peleamos es un estrecho margen de 21 pulgadas, ubicado al extremo derecho de cada calle y avenida. No necesitamos más; pero es imposible que nos conformemos con menos. Es un reino frágil, sin embargo, pues nadie que no se transporte en dos ruedas parece estar dispuesto a respetarlo.

Por nuestras 21 pulgadas atraviesan sin permiso los pasajeros del transporte público; los peatones distraídos; se detienen de improviso los autos. Se aparcan. Meten sus trompas en los cruces. Esperan su combi -o su taxi- los cretinos.

Hay que educarlos todos los días. Tocarles el timbre en las orejas, cegarlos con las luces, obligarlos a subir a la vereda a costa de rozarles el pellejo con el manubrio. A los choferes hay que gritarles fuertes ¡eas!, patearles las latas de sus autos, insultarlos a los ojos.

Es una guerra desigual, injusta y difícil, pero poco a poco la vamos ganando. Nuestros mártires son anónimos y mueren bajo las ruedas, atropellados, con las espaldas rotas o las cabezas abiertas.

Los sobrevivientes, como los cruzados del siglo undécimo, día a día vamos a la conquista de los lugares santos que los autos nos arrebataron hace un siglo. No nos impulsa la venganza ni las creencias religiosas, pero nuestra pacífica insolencia seguramente es bien vista a los ojos de dios.

Pablo Vásquez para Sophimanía

8 comentarios:

LuchinG dijo...

De mi casa a la chamba hay 40 minutos, lo mismo que me toma llegar en micro. No hay ciclovías, pero hay avenidas paralelas que me permiten ir con cierta seguridad. El problema es ¿cómo hago para ducharme en la chamba? Si los telos de la zona alquilaran sus duchas a 1 sol los cinco minutos, lo haría, pero no hay. Así que mejor sería la campaña "Préstame tu ducha"

Anónimo dijo...

Hola Pqblo! Que paja artículo?? crónica???? informe???? No se que será pero me encantó leerlo, yo también pedaleo de vez en cuando y el viernes de todas maneras! salu2! Federico S.

Pablo Vasquez dijo...

Hola Federico, gracias por visitarnos y comentar. Este texto nació como una columna semanal en un diario. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo

Pablo Vasquez dijo...

Hola Luchín, gracias por visitarnos y comentar. "Préstame tu ducha que soy ciclista", jaja, buena idea. Habrá que proponérsela a la gente de cicloaxión. Un abrazo.

MUSMUKEANDO - FRANZ MAX dijo...

muy de acuerdo contigo, cuando aprenderan por qui en Iquitos, que lo mejor es la Bici.

excelente narracion

saludos

MUSMUKEANDO - FRANZ MAX dijo...

la bici! sobrevivira! van a ver!

Ernesto Gianoli Molla dijo...

Excelente post, Pablo. Estoy retomando la lectura de Sophimania después de un par de semanas de ausencia obligada y me encantó el texto. ¿En qué diario tienes (tenías) la columna?
Un abrazo.

Pablo Vasquez dijo...

Hola Ernesto, qué bueno puedas visitarnos de nuevo y que te haya gustado la "ciclovía". La columna la tuve unos meses en la página editorial de un diario que se llamó "El Mundo", allá por fines de los noventas. El diario ya no existe más, pero el tema me sigue apasionando. Estamos en contacto, un abrazo. Pablo

PD. Franz, gracias por visitar Sophimanía. Acabo de mirar y me gusta tu blog. Mi padre era de Iquitos, así que conozco la selva "indirectamente". Gracias por visitarnos y comentar.

¿Qué es Sophimanía?

Divulgación Científica:
Impulsamos el conocimiento de temas que por coyunturas políticas, pasan a 2do plano. Creemos que solo nuestro instinto por saber, conocer, explorar, cuestionar, construir, ha permitido que nuestra especie ocupe este espacio-tiempo, y por lo que quizás permanezca.

Pensamiento Crítico:
Ver el mundo con ojos nuevos. Rebelarse contra la información estandarizada. No dejarse doblegar por el sistema, la educación pasteurizada o el circuito estético consumista imperante. Ser libre, o lo más libre posible, empezando por tu mente y tu cerebro.

Un blog de Claudia Cisneros