Foto: Caters/Kerryn Parkinson/Norfanz
No, no es una secreción gigante de algún organismo extraterrestre inventado por Hollywood. Es un "psychrolutes marcidus" ganador sin competencia del título honorífico del pez más feo del mundo. Y como si esta no fuera suficiente desgracia, el psychrolutes marcidus está en peligro de extinción.
El blobfish, como coloquialmente se le llama, habita entre Australia y Nueva Zelanda, alimentándose de los desechos descompuestos de otros peces (o sea que limpia y purifica las aguas). A pesar de que no es comestible para nosotros, su vida está en peligro ya que los grandes barcos que depredan la fauna marina los pescan en sus redes sin querer, en su afán de capturar camarones y langostas.
Foto: Caters/Kerryn Parkinson/Norfanz
Así lo reveló el experto en vida marida profunda, el professor Callum Roberts, de la Universidad de York y uno de los participantes en el estudio científico.
Este pez llega a medir unos 30 centímetros y vive a unos 800 metros de profundidad. La estructura de su cuerpo es como la de una gelatina, lo que le da ciertas ventajas en su particular hábitat.
La próxima vez que sienta que tiene un mal día o que no le guste la imagen que le devuelve el espejo, recuerde el caso del blobfish y deje de lamentarse.
Información del DailyMail. Versión, edición y traducción de Sophimanía
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2 comentarios:
Será feo el pez, pero para mí es una maravilla por lo que representa. Naturaleza viva. Fijaos que tiene dos ojos, una nariz, una boca...
¿Será esa la estructura adaptativa más perfecta posible?
Gracias por esta noticia.
¡Hola VCC! Gracias por visitarnos y dejarnos un comentario. Sin duda todos y cada uno de los organismos que pueblan nuestro planeta -incluso los que no nos resultan muy simpáticos como las cucarachas- son maravillas del universo, tanto o más que agujeros negros o supernovas, que son fenómenos mucho más comunes y "simples" (ojo a las comillas) que el de la vida, en cualquiera de sus formas. Todos los seres vivos representamos una solución precaria y aproximada a las posibilidades y limitaciones de nuestro entorno. La belleza o fealdad relativa que los humanos asignamos a otras especies es una construcción cultural, que en este caso, resulta anecdótica. Lo que no es anecdótico, por supuesto, es el riesgo de desaparecer que afronta esta especie que como señala el artículo contribuye a limpiar las aguas, mismas aguas que nosotros tan entusiastamente contaminamos. Y todo por los excesos de la industria pesquera a gran escala. Los delfines y ballenas, que son parientes más cercanos, gozan de la simpatía que por instinto brindamos a todos los mamíferos (humanos incluidos), pero defender la vida del blobfish -por más feo que nos parezca- debería ser igual de prioritario. Ninguna especie está de más. Ni siquiera la nuestra. Un abrazo!
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