La escala de este acelerador de partículas no tiene referente cercano. Este es solo
uno de sus magnetos. Nótese el tamaño de las personas alrededor. Foto: CERN
Luego de más de un año de reparaciones, el gigantesco colisionador de hadrones contruido en Ginebra continúa su proceso de encendido, que comenzó hace unas semanas.
Así es, los científicos del CERN, entidad a cargo del acelerador de partículas más grande del mundo, se están tomando las cosas con mucha calma, encendiendo la gigantesca máquina etapa por etapa y evaluando cuidadosamente cada una de ellas.
El objetivo sigue siendo el mismo que el del año pasado: tratar de descifrar algunos de los misterios del Big Bang, fenómeno que -según las teorías físicas actuales- creó nuestro universo.
Si todo sigue desarrollándose sin problemas, se espera que en enero el acelerador esté ya totalmente operativo para comenzar los esperados experimentos.
El círculo representa el túnel subterráneo que contiene el acelerador. Nótese
la escala respecto de la ciudad. Foto: CERN
Como se recuerda, la máquina se malogró a poco de comenzar a operar en setiembre del año pasado, debido a que unos puntos de soldadura estaban mal hechos.
Este acelerador de partículas es tan grande, tan complejo y para operar requiere cumplir tan difíciles estándares de alimentación de energía y de temperatura que puede considerarse la máquina más compleja y cara jamás construida.
Si ha eso sumamos que para su construcción ha tenido que convencerse a un conjunto de más de 20 países para que den el dinero (unos diez mil millones de dólares) a cambio de una posible información teórica que no tendrá utilidad inmediata, estamos ante un logro no sólo de la ciencia y la tecnología, también de la política.
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Información de AP. Versión, edición y traducción de Sophimanía
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