jueves, 24 de septiembre de 2009

10 Mitos sobre Sendero y la guerra antisubversiva


Abimael preso y ridiculizado, un día en que el Perú volvió a tener esperanza. Foto: Encarta

Hoy se cumplen 17 años de la presentación de Abimael ante la prensa, marcándose un antes y un después para millones de peruanos. Lo que parecía imposible se hizo realidad.

Ya no había razón para la especulación: el más grande genocida de nuestra historia estaba tras las rejas. Fue una época de renovación de esperanzas que habían estado sepultadas bajo cadáveres, bombazos, anfo, apagones, toques de queda, dolor, sufrimiento y terror.

Aunque presentarlo en una jaula y con traje a rayas podía parecer un exceso para cualquier otro criminal, ningún peruano de bien lo objetaría porque el daño causado a la sociedad fue tan grande, que difícilmente cabía alguna defensa moral para Guzmán.


Así fue el momento más esperado por 28 millones de peruanos. Video: YouTube

El efecto de la jaula y las rayas no solo era para la prensa; cumplía también el objetivo de maximizar el golpe a los senderistas mostrando a su líder como trofeo de una guerra que comenzábamos por fin, a ganar, gracias a la paciente y diligente labor del escuadrón de inteligencia comandado por Ketín Vidal.

Sin disparar una bala, sin matanzas o violaciones a los Derechos Humanos, el máximo perpetrador de asesinatos selectivos y masivos no volvería a empuñar su pseudofilosofía de la muerte que llevó a un país a la zozobra y la quiebra.

Por más que siguiera levantando el puño, enfundado en su pijama a rayas de por vida, el monstruo no volvería a levantar cabeza.
Poco a poco fuimos dejando atrás los malos recuerdos, el miedo a salir y encontrarse con un coche bomba en alguna esquina. Pasarían años para que las generaciones de jóvenes y no tan jóvenes, dejáramos de estremecernos cada vez que en Navidad o Año nuevo reventaban cohetones.


Los ronderos, pieza clave en el triunfo contra Sendero en la sierra. Foto: Gente

Años para que un simple corte de luz no fuera asociado a una torre derrumbada, o a la noticia de muertos a machetazos, degollados o desaparecidos que vendría en los noticieros y diarios desde cualquier parte del país.

Pasaron más años, todavía, para que un grupo de intelectuales y profesionales, enfrentando críticas de poderosas instancias de poder político, militar y ecleseástico, se esforzaran porque todos los peruanos escucháramos las historias de horror de TODOS LOS PERUANOS.

Sobre todo, las de aquellos que durante años callaron por miedo, amenazas, desconocimientos, barrera de lenguaje, desconfianza. La CVR nos permitió ponerle caras, nombres y apellidos a tantos muertos anónimos.

Los de Sendero y los que el Estado del régimen fujimorista permitió con su guerra de baja intensidad. Es cierto, las heridas no se han aliviado, ni para los deudos, ni entre aquellos que consideran la verdad una afrenta. Es cierto, falta mucho por hacer para que civiles y militares nos reconciliemos tratando de comprendernos unos a otros y aceptemos un código moral mínimo de convivencia, en paz o en guerra.

Un código único que nos rija y nos ampare a todos. Pero escuchar y ver estas verdades fue el primer y necesario paso en ese camino.

Han pasado casi dos décadas y no solo el Estado no ha sabido echar el salvavidas a los olvidados, marginados e invisibles del país, sobre todo ahora que podemos jactarnos de un crecimiento económico sin precedentes, y a pesar de la crisis mundial, nos preguntamos ¿cuando los terroristas hayan cumplido sus condenas y vuelvan a las calles, les será difícil volver a reclutar en los reductos del descontento social?

El Sendero de hoy está repotenciado económicamente por el cada vez más robusto narcotráfico. Ninguna carencia o injusticia social justifica los asesinatos y matanzas, pero es responsabilidad del Estado repartir equitativamente, representar, estar presente para los 28 millones.

El gobierno central, las regiones y municipios tienen la obligación de detectar y resarcir esas carencias.

Para animar el debate y la reflexión sobre estos temas, -sobre todo entre quienes no lo vivieron en carne propia por ser más jóvenes- proponemos desde Sophimanía los que consideramos pueden ser los 10 más grandes mitos sobre Sendero luminoso y la lucha antisubversiva.

Sabemos que algunos pueden resultar polémicos y otros obvios, pero sentimos que todos son pertinentes para abrir el debate. La única condición para que su comentario sea publicado -a favor o en contra- es mantener un lenguaje no ofensivo. Es, por lo menos, lo que del corazón nos sale en Sophimanía.


Tarata: 25 muertos y 155 heridos que nunca se olvidarán. Foto: C.Domínguez

1) Lima se enteró de Sendero con Tarata

Falso. Lima, como centro del poder político y militar del país, se convirtió en un temprano objetivo de Sendero. Del ochenta y tres hasta comenzada la década del noventa los habitantes de la capital convivimos con pintas, amedrentamiento y copamiento de organizaciones populares, toques de queda, asesinatos de policías, apagones, torres derribadas y coches bomba con decenas de muertos y heridos. Tarata fue duro y fue céntrico, pero desde mucho antes Lima tenía clara conciencia de la insanía senderista.

Quienes afirman que Tarata fue el "despertar" de la amenaza senderista para los limeños, generalmente creen que hay una relación de causa - efecto entre el atentado de Tarata (16 de julio de 1992) y la captura de Guzmán (12 de setiembre del mismo año), pero la historia desmiente esa impresión. El seguimiento de Guzmán había comenzado mucho antes de la explosión en Miraflores.

La matanza de la Cantuta, sin embargo (el 18 de julio, dos días después de Tarata) sí fue una consecuencia directa del atentado terrorista. Una acción de burda "inteligencia" política, efectista y condenable por transgredir derechos fundamentales de cualquier peruano que debe ser considerado inocente hasta que se le pruebe, en una corte o porque es atrapado in fraganti, lo contrario.

Es cierto que para los empresarios más favorecidos por Fujimori Tarata puede haber resultado especialmente traumático. El sector hegemónico (banqueros, financistas, grandes empresarios) ya le había endosado a Fujimori un cheque en blanco cuando, pocos meses antes, apoyó con su silencio cómplice la disolución del Congreso y el inicio de la dictadura.

Tarata fue un ataque a un área de residencia civil, en el céntrico distrito de Miraflores, supuestamente porque les falló el coche bomba que iba dirigido al Banco de Crédito.

Cierto o no, 25 personas, peruanos como cualquiera, murieron de forma y dramática y 155 quedaron heridos en lo que asemejaba más un bombardeo, por los daños causados en robustas estructuras de cemento y fierro.


Los héroes anónimos que nos libraron de Sendero, tenemos
una deuda pendiente con ellos. Foto: La República

2) Fujimori nos salvó de Sendero

Falso. Por el contrario, para Fujimori Sendero terminó siendo una imprescindible coartada para la dictadura (acordémonos de todas las veces que se afirmaba tener rodeado a Artemio para salir en titulares, una y otra vez desmentido).

Como la historia se ha encargado de esclarecer, el "proyecto político fujimorista", al margen de las buenas intenciones (si es que las hubo alguna vez), consistió en saquear el país y luego huir a Japón, cuando la soga les llegara al cuello, como quedó demostrado tanto el 13 de noviembre del 92, cuando Fujimori se escondió en la bajada de Japón ante la insurgencia de un grupo de militares, como en su huída a Tokyo y su renuncia vía fax años después.

Gracias a Sendero, Fujimori y Montesinos tuvieron la excusa perfecta para disolver el Congreso y festinar los recursos del estado, y no solo en pálida lucha contra de Sendero, sino en contra de sus enemigos políticos.

Conociendo hoy a los "gemelos del mal" y sus planificados psicosociales, si Fujimori y Montesinos hubieran sido claves en la captura de Guzmán hubieran sido los primeros en aparecer en el video del momento de la captura, para ganarse con los réditos políticos directos.

La captura los sorprendió tanto como al resto de la población. Es más, es conocido que Fujimori estaba pescando en Iquitos. Y sin embargo, a como diera lugar, lo convirtieron en su botín político.

El éxito de la lucha contra Sendero en la sierra y en los barrios populares de la ciudad fue fruto de un largo y doloroso proceso de aprendizaje entre las fuerzas del orden, militares (los probos) y civiles (ronderos y dirigentes de organizaciones populares) que entendieron que debían estar juntos y colaborar en contra del enemigo común.

Igual costó muchísimas vidas, familias desmembradas y traumatizadas, huérfanos y deprimidos, tantas almas, tantos futuros...

Esa estrategia exitosa contra Sendero nació del fracaso de las tácticas anteriores y nada le deben a la "inteligencia" ni de Fujimori ni de Montesinos, cuyo "logro" más notable en ese momento fue reclutar una banda de asesinos (el grupo Colina) tan ineptos que se "especializaron" en asesinar y hacer desaparecer gente inocente.

Posteriormente, la "Ley de arrepentimiento" dada por Fujimori sí resultó un instrumento eficaz para terminar de reducir (pero no acabar) con Sendero.

3) Toledo favoreció a Sendero liberando terroristas

Falso. Toledo, como presidente elegido por voto popular en elecciones limpias, hizo lo único que un demócrata puede hacer: actuar de acuerdo a ley y los tratados internacionales firmados por el país.

El que el sistema judicial manipulado por Fujimori y Montesinos haya hecho una pésima tarea encerrando personas sin tener las pruebas suficientes o sin seguir el debido proceso no fue culpa ni de Toledo ni de Paniagua.

Toledo y Paniagua, ciertamente, pudieron y debieron ser más sagaces y rápidos a la hora de reorganizar el Sistema de Inteligencia Nacional, sobre todo Toledo que cumplió un mandato completo. Esa es una cuenta pendiente que el expresidente aún tiene por saldar con el Perú.


Rondero ayacuchano con trofeo de guerra en 1991. Foto: A.Balaguer

4) Lo que queda de Sendero está en el VRAE

Falso. Sendero sigue existiendo en Lima y en las principales ciudades del país. Se hace sentir y se infiltra, sigilosamente, en universidades, sindicatos e instituciones populares.

No tienen la beligerencia de antes y apelan a ser "amigos del pueblo" asumiendo como propias agendas reivindicativas legítimas, pero no para buscar soluciones sino para boicotearlas, promoviendo el pensamiento errado de que la única salida es la violenta.

Ese Sendero, silencioso y poco atractivo para la cobertura mediática, es tan peligroso como el del VRAE. ¿Están los servicios de inteligencia haciendo su trabajo de infiltración y desactivación? ¿Hay siquiera un Servicio de Inteligencia Central? No y no.

5) Abimael Guzmán es muy inteligente

Falso. El llamado "presidente Gonzalo", como ha quedado en evidencia tanto por las "entrevistas" que ha dado, como por sus escritos, y sus dotes de "danzarín griego", es un profesor universitario con un entendimiento bastante limitado de la historia y de la filosofía.

Su "atractivo" no se explica por su brillantez intelectual -que es nula, algo sintomático de todos los fanáticos- sino por su autoritarismo mesiánico presentado como "solución rápida" a los problemas de exclusión del país.

¿De qué otra forma se explica que alguien eleve una ideología política al rango de dogma religioso y proponga su propia existencia como la encarnación más sublime del espíritu de la historia?

Por si fuera poco, el hombre responsable de miles de muertes y al que no le tembló la mano para mandar matar campesinos inocentes, destruir familias y poblados enteros, ni siquiera tuvo el coraje de mantener sus propias convicciones, cayendo seducido al poco tiempo por el juego político de Fujimori y Montesinos.

Y no hablamos de arrepentimiento, que queda absolutamente descartado con su última publicación y su nefasta y escandalosa presentación en el juicio público en el que gritando lemas y levantando el puño, pretendía revivir enfermizamente "viejas glorias".

Como todo pensador que se obsesiona buscando las "leyes de la historia", Guzmán deja la filosofía para convertirse en un tinterillo perdido en sus propios vericuetos legales, tal como también se desprende de su libro "De puño y letra", broche de barro del "pensamiento Gonzalo".


Una de las víctimas de Tarata, homenajeada por sus familiares. Foto: AM McCarthy

6) Las 69 mil víctimas que señala la CVR es una exageración

Falso. Le duela a quien le duela, el método de estimación de sistemas múltiples aplicado por Patrick Ball (galardonado Doctor en Ciencias del prestigioso Instituto Benetech) a situaciones de desaparecidos y Derechos Humanos, es totalmente consistente con el trabajo científico.

Detrás de los estudios de Ball y su equipo hay veinte años de desarrollos teóricos y de experiencias similares -varias de ellas encargadas por las Naciones Unidas- en El Salvador, Etiopía, Guatemala, Haití, Sudáfrica, Kosovo, Sierra Leona y Sri Lanka.

El que la industria pesquera o las ciencias naturales utilicen el método de estimación de sistemas múltiples para determinar el volumen de ciertas especies de tierra o mar es anecdótico. Quien trate de desautorizar la aplicación del método a casos de DDHH deberá responder con argumentos lógico - matemáticos y no solo con prejuicios o con opiniones sin base científica.

En el colmo del cinismo, varios de los que niegan la validez de la cifra de 69 mil muertos insisten en ver "certificados de necropsia" y "partidas de defunción" de cada una de las víctimas, como si los muertos enterrados en fosas comunes no fueran, precisamente, un ejemplo de barbarie.

Increíblemente, esos mismos proponen que la cifra es de 22 mil, como si 22 mil asesinados fuera "mejor" que 69 mil. ¿Acaso no saben que el derecho a la vida, a UNA sola vida, es un principio humano universal?

La Comisión de la Verdad y de la Reconciliación, compuesta por peruanos de reconocido prestigio y trayectoria, en un afán de honestidad intelectual e imparcialidad, apeló a las mismas herramientas metodológicas y científicas que otras comisiones de la verdad que otras partes del mundo habían probado como útiles y precisas.

Participaron médicos y arqueólogos forenses, psicólogos, investigadores, científicos nacionales y extranjeros. Los DDHH no son de izquierda o de derecha, son apolíticos, a-ideológicos y aplicables por derecho y obligación moral a cualquier ser de este planeta por el solo hecho de ser humano.

Quienes los promueven defienden un principio elemental de convivencia no barbárica. Mientras mejor pueda probárseles a quienes actúan con barbarie que se puede luchar con ideas, con acciones para conseguir justicia social, pero sin violencia extrema, sin transgredir el derecho del otro, les estaremos mostrando por qué el Estado de Derecho funciona y debe ser abrazado por todos, sin distinciones.

Si contestamos con barbarie, sólo estamos reforzando "su sistema" de enfrentar el mundo, sus arbitrariedades, alimentando su apetito voraz por sangre y caos.

7) Sendero ya no puede ser una amenaza a la democracia

Falso. Las condiciones de miseria, desinformación o "caldo de cultivo" siguen existiendo en todo nuestro país, y en consecuencia una "respuesta terrorista" sigue siendo posible. Si bien el Apra insiste con triunfalismo en que la pobreza está bajando a un ritmo promedio de 3% al año, muchos economistas se muestan escépticos ya que la metodología para determinar qué es pobreza y cómo baja o sube es discutible y problemática.

El nivel calórico y nutricional, por ejemplo, desmiente la mejoría. Y aun aceptando la palabra del gobierno y de su órgano oficial, el INEI, lo cierto es que sus causas estructurales continúan con excelente salud: estado no reformado, corrupción generalizada, sistemas de salud y educación muy deficientes, falta de infraestructrura y servicios básicos, evasión tributaria, falta de gerencia en el gasto público, y muchos y penosos etcéteras.

La Defensoría del Pueblo reporta hoy 284 conflictos sociales "en marcha" en todas las regiones del país, la gran mayoría (235) "activos". No es iluso pensar que alguno de ellos -infiltrado por Sendero u otra ideología- pueda estar considerando y promoviendo salidas violentistas.
¿Acaso el desempleo y el sentimiento de exclusión social no han aumentando con la crisis financiera internacional? Los que ven cómo algunos peruanos han mejorado, se sienten más marginados, más arriconados en su suerte y abandono, más excluídos.
Más en un mundo hiperconectado como el de ahora, la amenaza del terror siempre estará latente.

8) A la subversión se la aniquila militarmente

Falso. Aunque la reacción violenta a una agresión la tenemos escrita con fuego en nuestro mapa genético, la vida en una sociedad democrática nos ha demostrado que esa salida es, a la larga, contraproducente.

Por supuesto que a nivel militar hay una tarea imprescindible en contra de los grupos violentistas, pero esa tarea debe darse profesionalmente, minimizando las bajas de civiles inocentes y respetando el marco legal.

La historia de conflictos similares en otras partes del mundo demuestra que si la acción militar o policial no va acompañada programas sociales profundos, que promuevan la ciudadanía efectiva (acceso a servicios de educación, infraestructura y salud, inclusión social, mejores ingresos y perspectivas de vida) la violencia se focaliza, fortalece y eventualmente reaparece con fuerza.

Tan importante como invertir en la preparación y armamento de las fuerzas del orden, es invertir en sistemas de inclusión social.

9) Los DDHH son un escollo en la lucha contra Sendero

Falso. Responder al terrorismo con terrorismo, como lo hizo Fujimori a través de grupos como Colina, es la peor política que se puede tener ante la amenaza violentista. Es cierto que ese tipo de "medidas" pueden ser populares, mediáticas y efectistas, pero a mediano plazo resultan totalmente contraproducentes.
En ese sentido el marco legal, del que los Derechos Humanos forman parte, son un instrumento de lucha efectiva y pacificación, no un escollo contra la lucha antisubversiva.

Hace poco, el filósofo español Agustín González Galleno nos decía: "La mejor arma que tiene la sociedad son las propias armas del Estado de Derecho. Mientras más se respete ese Estado de Derecho a sí mismo, mayor fuerza tiene. En la medida en que las Fuerzas del orden público sean capaces de no sobrepasar UN milímetro sus derechos, será más efectivo, aunque más lento."
La victoria efectiva de la democracia sobre el terrorismo no debe ni puede ser solo militar, debe ser sobre todo una victoria moral y ajustada a derecho. Si no es así, sólo sería la victoria precaria y temporal de un terror institucionalizado sobre otro.


Esposa ayacuchana muestra foto de marido desaparecido. Foto: V.Lentz

10) Los terroristas no son peruanos

Falso. Aunque nos duela y nos repela como ciudadanos, los terroristas son tan peruanos como cualquiera. Entender eso, que sin duda resulta difícil, es indispensable para evitar que las respuestas violentistas se repitan.

Los terroristas no vinieron de Marte ni de Medio Oriente, nacieron y se criaron aquí. El hecho que hayan desarrollado una visión errada y hayan sido permeables a fanatismos ideológicos forma parte de un problema social que nos involucra a todos. Darle la espalda a esa parte de nuestra realidad bajo el pretexto de que "están locos" o "no son peruanos" es inmaduro y cobarde.

Las convicciones democráticas no se imponen por la fuerza de la ley, se construyen desde las bases mismas de la sociedad. Un país que cierra los ojos ante la miseria, ante la alienación y enajenamiento de una parte de su población está traicionando el espíritu inclusivo de la democracia, que por imperfecta que sea se ha mostrado el sistema "menos malo" que tenemos para convivir. Perfectible y mejorable siempre, basada en respetos y consensos mínimos.

Un peruano que sigue el terrorismo no solo está optando por convertirse en enemigo de todos, está renunciando a la posibilidad de ser un ciudadano útil y provechoso para la sociedad. Está renunciando a una mejor calidad de vida para él y los suyos, que puede ser, paradójicamente, una de sus banderas.

Cuando muere víctima de su fanatismo, es una pérdida para su grupo ideológico, pero es una doble pérdida para el país pues no solo perdemos un habitante, perdemos a alguien que pudo ser un ciudadano valioso y productivo.

Enlaces relacionados
Artículo de Claudia Cisneros y Pablo Vásquez para Sophimanía

12 comentarios:

Héctor Huerto Vizcarra dijo...

Hola, saludo el post porque toca puntos importantes y no del todo aceptados por gran parte de la población. Concuerdo con cada uno de ellos, aunque una sóla aclaración, la presencia de Sendero en Lima se puede evidenciar desde el inicio de su sublevación, con la aparición de los perros muertos colgados de los postes de luz y el ataque a la comisaría de San Martín de Porres, si mal no recuerdo.

Christiam dijo...

sólamente una discrepancia...

"Sin disparar una bala, sin matanzas o violaciones a los Derechos Humanos, el máximo perpetrador de asesinatos selectivos y masivos no volvería a empuñar su pseudofilosofía de la muerte que llevó a un país a la zozobra y la quiebra."

lo último del párrafo... ¿el terrorismo nos llevó a la quiebra?

el terrorismo causó heridas sociales incurables, tanto de manera individual (familiares de víctimas) como a nivel de sociedad misma... pero el problema económico fue responsabilidad del gobierno de turno.

algunos incluso podrán decir que "el empresario se iba del país" o incluir términos como el "riesgo país" o que sé yo; pero ahí está el ejemplo de quienes con todo y terrorismo siguieron forjando y empezaron a forjar su grandeza económica (casos más claros: Grupo Romero y el Grupo AJE).

carlos dijo...

No puedo estar más de acuerdo, el mito de la captura de Abimael como obra máxima de Fujimori es algo que debe disiparse.

hotpixel dijo...

interesante articulo, aunque algo inexacto en algunas cosas, le duela a quien le duela Fujimori si tuvo mucho que ver con la derrota al terrorismo, dicho sea de paso en circunstancias extraordinarias como las que vivimos en esa época, aparte de las medidas legales, sociales y militares, a veces hay que ir mas allá en la lucha contra el terror y gobiernos tan "democráticos" como Estados Unidos, Inglaterra e Israel entre otros han hecho uso de la mano dura y no necesariamente "legal" en la lucha contra el terror, solo que hay que ser menos torpe al hacerlo.
Sobre la CVR, su marcado sesgo político la desautorizo por completo, ademas todas las perdidas, humanas y materiales del periodo, son finalmente culpa de los terroristas, quienes nos llevaron a esa circunstancia insana y extraordinaria.

unimauro dijo...

Claudia Cisneros... Estoy totalmente de acuerdo Contigo... Me da mucha alegría que alguien se pronuncie así... ojala tu perfil altere con la postura del Aldo Mariategui...

Fabber dijo...

Fujimori no "nos salvó" de SL, pero de allí a afirmar que lo único que se hizo entre 1990 al 2000 fue armar el grupo Colina o mandar asesinos, es una falacia histórica del tamaño de Júpiter.

Si se sufre amnesia selectiva sobre lo vivido en esa época, basta mirar todas las estadísticas de 1990 del conflicto armado interno y luego compararlas 10 años después. ¿El gobierno y las estrategias usadas en esa década no tuvieron nada que ver acaso? ¿Allí sí que no hay responsables políticos?

El escandaloso final del gobierno de Fujimori no debe conducir a autoengaños para que todo cuadre: el malo, súpermalo, el bueno recontrabueno y vivir en una mentira de cuento de hadas.

Menos wishful thinking y más historia en esta ocasión para este buen blog de divulgación.

MurodeLima dijo...

La guerra de voluntades estaba ganándola Sendero. Es por ello que muchos pensaban que Sendero podía acceder al poder.

Tarata es un punto en la que se quiebra esa batalla de voluntades en la guerra sicológica. Fue un enfrentamiento de la sociedad civil de Lima y la respuesta de enfrentarlo en este campo.

Debemos hacernos y responder la siguiente pregunta ¿Qué paso para que pudiera haber esta agresión entre peruanos? No puede ser tan simple de decir que era una banda de desquiciados. Decir que el mesiánico Guzmán pudo seducir a tantos peruanos. ¿Cómo pudo tener adeptos? ¿Acaso en su forma de ver –equivocada- ellos no querían un cambio para bien en el Perú? ¿Qué realmente provoco a los otros peruanos tanta insania?

Cuando tengamos las respuestas estoy seguro que la historia no se repetirá.

Andrés Zumarán dijo...

Usted menciona solo a Fujimori como el presidente que viola Derechos Humanos. ¿Y Alan García?. Es más, ¿Fernando Belaúnde?. Lea los informes de la CVR, verá que el "mártir de la democracia posmilitar" también violó Derechos Humanos.

Ernesto Gianoli Molla dijo...

Uff. Tanto que decir ante EL TEMA que marcó a toda una generación, y que todavía no terminamos de comprender. Pero hay que ser breve.

Felicitaciones. Excelente resumen, muy bien escrito, y estructurado en base a los mitos, lo que induce al comentario.

Uno de los mitos más difíciles de erradicar es el que dice que Fujimori nos salvó de Sendero. Buena parte del mundo lo cree así. No saben que la captura de Guzmán fue consecuencia del trabajo diligente y paciente de un pequeño grupo de inteligencia que tenía un presupuesto misérrimo (prueba de la importancia que tenía para el régimen). Esto se facilitó por los errores de seguridad del propio Abimael, que realmente se creía omnipotente ("el pensamiento Gonzalo trasciende el tiempo y el espacio", dijo alguna vez). Y no es menor el hecho de que al ser un movimiento mesiánico la caída del líder significó la caída del movimiento. En grupos guerrilleros no-demenciales, al jefe caído se le reemplaza y todo sigue. Al semidiós, al paradigma encarnado, no se le puede reemplazar.

Yo no subestimaría tanto la inteligencia del sujeto. Ciertamente no era ningún genio, pero no es menor que haya logrado convencer a tanta gente de cometer tanta salvajada. Fue un líder de secta muy exitoso y no solamente eran personas sin formación intelectual las que cayeron embrujadas por su prédica de matanzas redentoras. Ese es uno de los puntos pendientes de entender.

Ciertamente no fue Fujimori el único que respondió terrorismo con terrorismo. Belaúnde les dio carta blanca a los militares que desataron la carnicería en Ayacucho (el período 83-84 es el de más desaparecidos) y Alan es responsable de la matanza del Frontón y del Comando Rodrigo Franco, que fue un ejemplo para el Grupo Colina. Finalmente, el trabajo de la CVR es algo para aplaudir de pie. A diferencia de otros casos cercanos (Chile, Argentina, Uruguay) los desaparecidos no tenían familias con llegada a círculos de poder o medios internacionales. El 55% de los muertos por la violencia política en el Perú eran quechua-hablantes. A sus parientes, a los sin voz, los escuchó la CVR y -al no poder darles a los que buscan, ni justicia por su ausencia- al menos les dio reconocimiento de su existencia y la posibilidad de una reparación. Los que le tiran basura a la CVR (desde el presidente hasta los que la deslegitiman con argumentos vacíos, hasta los que hoy siguen amenazando de muerte a Lerner) se identifican como enemigos de la democracia, la verdad y la justicia.

Bruno dijo...

Me parece estupendo que hablen de temas como los de violencia política. Pero hay varios puntos con los que discrepo:

- Obviamente que Lima sabía de Sendero Luminoso. Pero la percepción que tenían ciertos sectores sociales se basaba en la falaz visión de un conflicto situado en provincias, aun cuando habían facciones subversivas que operaban en los conos (lo que dice mucho de cómo se percibían las fronteras reales y sociales de la capital). Es verdad que no hay relación causa-efecto entre el atentado y la captura de Abimael. Tarata significó otra cosa: el ataque a un punto, digamos, simbólico, de una ciudad que había vivido de espaldas al conflicto interno (aunque lo conocía), con el cual todo conciencia de su real dimensión.
- ¿Es realmente importante decidir si Abimael Guzmán es inteligente o no? Ya se sabe que la “inteligencia” y la “cultura” bien pueden justificar atrocidades terribles como ocurrió, por ejemplo, en la Alemania Nazi. Sendero se aprovechó de un discurso reivindicatorio para poder montar una guerra contra el Estado. Lo importante es comprender que lo hizo de forma autoritaria y fundamentalista e intentar desbaratar esos principios. De otro, cualquier oportunista podrá valerse de las mismas reivindicaciones (legítimas, como Uds. afirman) para sostener su caudillismo (alo? Antauro)
- Tal y como están planteados los punto sobre si fue Fujimori el que nos libró del terrorismo o si Toledo favoreció o no al liberar terroristas, no parecen desmentir ningún “mito” sino estar a un paso del proselitismo político. Aunque en el fondo estoy de acuerdo: Fujimori y Montesinos, haciendo honor a su fama, se han robado el mérito que le corresponde a otros.
- No sé si fueron exactamente 69 mil. Una muerte ya es bastante. Quienes digan que no tienen las manos manchadas de sangre.

Por lo demás, no puedo sino coincidir con Uds. en los incisos 4 y 8, tal vez los más valiosos de todo el post. La subversión no sólo está en el VRAE y sin cambios estructurales en políticas sociales, en inclusión y ciudadanía, el terrorismo siempre será un problema latente. Si seguimos pensando que con computadoras para los escolares y campañas contra el frío lograremos deshacernos del problema, estamos equivocados.

Saludos

DEBUGREADER dijo...

El punto 5 me ha gustado +, pero quisiera más detalle sobre CI, propongo se les haga a Fujimori, Vladimiro Montesinos, Abimael Guzmán, Alan García y asi otros tantos evaluaciones para medir su CI y publicarlo en un blog los CI de los que dirigen el destino de esta nación...

luther dijo...

no se derriban mitos con reflexiones en torno a ellos...esto no me fue útil en ninguna forma y no demuestra nada realmente

¿Qué es Sophimanía?

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Impulsamos el conocimiento de temas que por coyunturas políticas, pasan a 2do plano. Creemos que solo nuestro instinto por saber, conocer, explorar, cuestionar, construir, ha permitido que nuestra especie ocupe este espacio-tiempo, y por lo que quizás permanezca.

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