Simple y llanamente una tragedia medio ambiental sin visos de solución.
Foto: ElPaís
Crece el temor a una inmensa marea negra que se trague la frágil vida salvaje y los pantanos de Luisiana tras la nueva previsión de que la mancha de crudo en el Golfo de México es cinco veces superior a lo estimado y de que alcance la costa de EEUU mañana.
Así lo ha dicho Sally Brice O'Hare, de la guardia costera de ese país, que ha indicado además que pasarán tres meses antes de que una válvula sea instalada para poder frenar el derrame.
Junto a ella, la secretaria de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, que ha anunciado que el Gobierno ha declarado de "importancia nacional" el vertido para que el Ejecutivo tenga capacidad de movilizar más recursos. Hay tres Estados amenazados: Luisiana, Misisipi y Alabama.
Ya ha pasado una semana del accidente -sin explicación hasta el momento- que el día 20 se cobró la vida de 11 personas y provocó el hundimiento de una plataforma petrolífera a 80 kilómetros de las costas de Luisiana, y el crudo sigue brotando, a un ritmo de cinco mil barriles diarios.
La alerta es tal que el gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, ha declarado el estado de emergencia y solicitado ayuda federal de urgencia para proteger la costa. Más de 400 especies de fauna y vida acuática están en peligro. El Ejército de Estados Unidos interviene ya en los trabajos para contener la mancha mientras que la compañía -impotente- asegura que "toda ayuda será bienvenida".
Si las estimaciones de los guardacostas son correctas, la mancha alcanzaría las proporciones de la catástrofe del Exxon Valdez, petrolero que se hundió frente a las costas de Alaska en 1989 vertiendo millones de toneladas.
Ni las barreras flotantes desplegadas para intentar contener el petróleo ni los intentos de quemar la mancha para contenerla han dado resultado. Hasta ahora, todos los intentos han sido "insuficientes", según el gobernador de Luisiana. El cambio en la dirección de los vientos no ha ayudado en los incendios controlados, que seguirán realizándose en los siguientes días -aunque incendiar la mancha de petróleo también supone problemas ambientales, ya que el humo negro que despide es tóxico y deja residuos en el mar-.
El gigante petrolero BP operaba la plataforma Deepwater Horizon, que contenía 2,6 millones de litros de petróleo en depósito y extraía cerca de 1,27 millones de litros por día. El pasado martes fallaron los intentos de sellar dos filtraciones en un oleoducto que conectaba la plataforma petrolera a la fuente de origen, a pesar de una operación de cuatro submarinos robotizados a 1.500 metros de profundidad. Hoy se ha sabido de una tercera filtración.
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Información de ElPaís. Resumen de Sophimanía
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