El doctor Gary Small de UCLA cree que la red está cambiando nuestras
habilidades sociales. Fuente: AP
¿En qué se parece un cerebro adolescente a Google? Todas esas horas que pasamos en línea... ¿Están reescribiendo nuestro cerebro? ¿Los jóvenes responden mejor a los emoticones que a la gente de carne y hueso? Esto suena a preguntas de padres preocupados, pero vienen de neurocientíficos.
Mientras algunos se siguen preocupando por los posibles efectos de los video juegos violentos en la juventud, otros van más allá. Algunos científicos se preguntan ahora qué consecuencias tendrá en nuestros cerebros nacer y vivir en un mundo interconectado por la internet y los teléfonos celulares, fenómenos que han cambiado la forma en que nos relacionamos, informamos y aprendemos.
Tan cerca y tan lejos. En la película Walle, los humanos prefieren interactuar
en línea a pesar de estar uno junto al otro. Fuente: Pixar
Según el doctor Gary Small, siquiatra de UCLA, la exposición diaria a las tecnologías digitales puede alterar la forma en que trabaja el cerebro. Ya que interactuamos más con máquinas que con personas, podemos comenzar a perder la capacidad de leer las expresiones faciales y el lenguaje corporal de nuestros interlocutores. Dicho en otras palabras: un proceso de aislamiento.
Pero no todos están de acuerdo. Hace más de dos mil años, Sócrates pensaba que la lectura era una forma inferior de aprendizaje comparada con la tradición oral. Hace menos de cien años, la aparición de la televisión sembró dudas sobre cómo se afectaría la educación o si crearía personas más pasivas o violentas.
Obesos y sedentarios al extremo, eternamente en línea, asistidos por robots
como Walle. ¿El futuro? Fuente: Pixar
Con todo, Small está próximo a publicar su teoría en un libro llamado "iBrain", calificado por el científico Tracy Shors como "interesante y provocativo", pero "difícil de probar".
Hay otros que son más escépticos todavía, pero lo que nadie duda es que los medios digitales tendrán consecuencias en la forma en que nuestros cerebros funcionan e interactúan. Pero es muy pronto -y faltan muchos estudios- para saber cómo serán realmente estas consecuencias, y qué tan malas o buenas podrán ser.
John Rowe, estudiante de diecinueve años de Pasadena, admite que se pasa doce horas diarias en línea, pero que simultáneamente se da tiempo para salir con amigos. "Aunque pasamos mucho tiempo en la computadora, nuestras vidas sociales son normales" afirma.
Información de Yahoo News. Edición y traducción de Sophimanía
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