Se trata de desórdenes que afectan negativamente la vida diaria de estos jóvenes, incluso más que las drogas o el alcohol. Así lo reportó un grupo de investigadores, en la ciudad de Chicago.
Los desórdenes abarcan problemas obsesivos compulsivos, tendencias antisociales, formas de paranoia, fobias, depresión y en menor medida propensión a la violencia. El estudio también encontró que solo el 25% de los estudiantes con este tipo de problemas recibe tratamiento médico.
Un experto dice que es posible que los desórdenes de personalidad estén siendo sobrediagnosticados. Pero otros dicen que los resultados son consistentes con estudios anteriores.
Evidencia obtenida de forma menos rigurosa ya había sugerido que los desórdenes mentales son muy comunes en las instituciones educativas y en todas partes en general.
El estudio, hecho en base a entrevistas cara a cara a más de cinco mil jóvenes de entre 19 y 25 años, indica que los administradores de los centros educativos deben estar alertas sobre estos temas.
La falta de tratamiento agrava los problemas. Fuente: Internet
El co-autor del estudio, Mark Olfson, de la Universidad de Columbia, admite que está preocupado por la falta de tratamiento para estos jóvenes. "Padres, profesores y autoridades estudiantiles deben hacer un esfuerzo para ampliar la cobertura de los tratamientos" dijo.
Si contamos además los casos de abusos de sustancias tóxicas, el estudio encuentra que casi la mitad de los jóvenes padece cierta condición siquiátrica, incluyendo a los que no son estudiantes.
Para los investigadores, los tristemente recordados tiroteos en las universidades y colegios de Estados Unidos tendrían su caldo de cultivo en esta situación.
La juventud es especialmente propensa a los desórdenes mentales ya que es un momento crucial en que se forjan las aspiraciones personales, las perspectivas reales de empleo y la necesidad de establecer relaciones interpersonales significativas.
La conjugación de estos aspectos en un ambiente de tensión y presión, como las instituciones educativas, pueden disparar los desórdenes mentales. Uno de los más comunes son las tendencias obsesivas, como asumir reglas de manera inflexible y tratar de controlar con rigor detalles poco importantes de sus vidas, o lavándose las manos repetidamente para evitar los gérmenes, entre otras.
Información de AP. Edición y traducción de Sophimanía
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