lunes, 8 de marzo de 2010

Cambio histórico en España: bodas civiles ya son mayoría


En España, país católico por excelencia, ya hay más bodas civiles que religiosas.
Foto: AP

El último bastión que quedaba por conquistar al proceso de secularización vivido en España desde la muerte de Franco ha caído. Las bodas civiles celebradas en 2009 fueron más que las religiosas.

Nunca había sucedido nada semejante y hace sólo diez años habría sido imposible pronosticar que ocurriría con tanta rapidez. En 1999, de cada diez bodas, siete se celebraban en iglesias. El año pasado, quedaron en minoría quienes se dieron el 'sí' ante un altar. Y todo parece indicar que serán cada vez menos.

En 2007, tras un crecimiento continuo de los civiles y una caída persistente de los religiosos, los matrimonios por la Iglesia superaron aún en casi 19.000 a los celebrados en el Juzgado o alguna dependencia municipal.

El año siguiente terminó con algo muy parecido a un empate: la diferencia no llegó a 5.000, para un total de casi 200.000 enlaces. Ahora, los datos del primer semestre de las dos únicas comunidades autónomas que publican sus registros (Andalucía y País Vasco) son tan claros que permiten adelantar, con absoluta seguridad, que en 2009 y en el conjunto de España fueron más los civiles que los religiosos: en términos relativos, las bodas civiles han ganado casi cinco puntos porcentuales, los mismos que han bajado las católicas.

Una hipótesis conservadora situaría en no menos de 10.000 la ventaja de los matrimonios civiles en 2009. Es decir, que entre quienes se casan cada vez son menos los que optan por una ceremonia religiosa. Pero es que, además, el número de quienes deciden casarse, de una forma o de otra, también desciende.

Es lo mismo que está sucediendo en los países del entorno más inmediato. Lo normal es que caiga el número de matrimonios -y no sólo por el envejecimiento de la población-, y que los religiosos desciendan aún en mayor medida. En Italia, país de inequívoca tradición católica, los enlaces civiles están ya en torno al 40% del total. En Francia, donde el laicismo tiene un gran peso, superan el 70%.

Lo que ha sucedido es que, por un lado, las bodas en juzgados y ayuntamientos han ganado boato con el tiempo. Y, por otro, los padres de los jóvenes que se casan hoy -y sus abuelos, si viven- presionan mucho menos que antes para que la ceremonia se realice en una iglesia por la sencilla razón de que sus propias creencias religiosas se han ido debilitando.

Esos dos factores confluyen con un tercero que se refiere a los propios novios: en tres comunidades autónomas (Madrid, Cataluña y País Vasco, que suman casi un tercio de la población española), dos de cada tres jóvenes aseguran no tener nada que ver con la Iglesia.

Hay otro factor que explica la caída de los enlaces por la Iglesia: en un país en el que sólo la crisis económica ha conseguido detener lo que parecía un crecimiento imparable del número de divorcios, el matrimonio canónico se presenta como una opción «para toda la vida, y los curas no se privan de decirlo», explica el sociólogo Javier Elzo.

La contradicción se hace patente a los jóvenes de forma muy especial: el matrimonio religioso aparece a sus ojos como indisoluble y la realidad de su entorno más inmediato les muestra numerosos casos de rupturas de parejas. Eso es lo que, a su juicio, explica también la caída general del número de matrimonios, aunque en los civiles se note poco aún.

¿Tiene vuelta atrás el fenómeno? Los especialistas consideran que a corto plazo sólo cabe seguir pensando en nuevos retrocesos de los matrimonios canónicos. Una opinión que lleva a pensar que en algunos lugares empezarán a convertirse casi en una rareza.

Lo que parece claro es que la Iglesia no recuperará su primacía en ese terreno. «Durante años, esas ceremonias tenían un valor social añadido. La Iglesia admitía a regañadientes que se casaran en sus templos parejas sin creencias religiosas o con muy escasa religiosidad, pero al mismo tiempo eso le permitía ocupar un lugar importante en la sociedad civil. De hecho, era el último ámbito en el que lo ocupaba», explica Pérez-Agote, sociólogo de la Complutense de Madrid.

De fondo, late una realidad que los sociólogos tienen muy bien estudiada: el matrimonio fue durante el franquismo -entonces, sólo se concebía socialmente el religioso- la forma de legitimar las relaciones sexuales; más tarde, legitimó la prole. Hoy, como demuestran las cifras (uno de cada tres bebés nace fuera del matrimonio), empieza a no tener valor ni siquiera en relación con los hijos. Así se explica que cada vez se case menos gente. Y eso afecta sobre todo a los matrimonios religiosos. La sociedad española se encamina, también en esto, hacia una nueva etapa.

Información de ElCorreo.com. Resumen de Sophimanía

1 comentario:

Unknown dijo...

Hey Pablo, ya checaste este artículo????

http://www.cnnmexico.com/salud/2010/03/02/los-ateos-liberales-y-monogamos-tienen-un-coeficiente-mas-elevado

Saludos desde México!!!!

Isai Yepez =D

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