Imágenes tomadas luego del exitoso impacto. Foto: NASA
La sonda lunar LCROSS y su cohete propulsor (sin combustible) se estrellaron -tal como estaba planeado- dentro del cráter Cabeus con el objetivo de confirmar si nuestro satélite natural cuenta con agua en su superficie.
La sonda viajó más de nueve millones de kilómetros en los 113 días que duró su histórica misión, desde que partió de la Tierra hasta que se estrelló cerca del polo sur lunar.
Moviéndose a 2,4 kilómetros por segundo, el cohete propulsor se estrelló contra la Luna la madrugada del 9 de octubre. Cuatro minutos después la sonda hacía lo mismo.
El análisis de la data enviada por la sonda tomará semanas. Foto: NASA
Doug Cooke, administrador asociado a los sistemas de exploración de la NASA, dijo que la data transmitida por la sonda representa un tremendo salto en el conocimiento de la Luna y felicitó al equipo controlador del LCROSS por el tremendo logro, conseguido a bajo costo y gracias a su perseverancia a través de múltiples desafíos tecnológicos.
Observatorios independientes reportaron que registraron ambos choques. La información enviada por la sonda hasta instantes antes de su destrucción está siendo analizada por el equipo de la NASA, pero les tomará algunas semanas determinar si había agua o no en las nubes de polvo provocadas por los impactos.
Las imágenes y videos conseguidos por astrónomos aficionados de la comunidad planetaria también permitirá a todos perfeccionar los conocimientos de nuestro satélite natural, información que eventualmente hará posible establecer bases habitadas permanentes en la Luna.
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Información de la NASA. Versión, edicion y traducción de Sophimanía
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