La crisis económica mundial se hace sentir en los planes espaciales. Imagen: Internet
En unos días la NASA hará una prueba del nuevo motor del cohete Ares, nave diseñada para reemplazar a los transbordadores y para llevar a los seres humanos otra vez a la Luna.
La prueba se hará poniendo el motor del cohete en posición horizontal y se encenderá por un rato, pero ninguna nave volará ni se alejará de la Tierra. Lo mismo podría ocurrir con los planes para viajar a Luna o a Marte o a un punto intermedio.
No es un problema de ingeniería, es un problema de presupuesto. Así lo ha determinado el comité de científicos encargados por el presidente Obama para evaluar los proyectos de la NASA.
El presupuesto para volver a la Luna el 2020 era de 108 mil millones de dólares, pero según el comité esa cifra se queda corta por unos 30 mil millones, por lo que la meta no sería viable.
En la búsqueda de alternativas unos creen que el dinero de la misión a la Luna podría ir directamente para la misión a Marte, pero las decisiones todavía no están claras. Sin la misión a la Luna en carrera, los astronautas tendrán poco qué hacer los próximos años.
Ya que actualmente el gobierno norteamericano tiene pocos recursos para la exploración espacial, cabe preguntarse: ¿Es tiempo de que los privados tomen las riendas de este proyecto? ¿Debe ser el próximo viaje a la Luna una empresa multinacional, como lo es la actual Estación Espacial Internacional?
Las respuestas a esas interrogantes las deberá idear y anunciar Barack Omaba en los próximos días.
Información de AP. Versión, edición y traducción de Sophimanía
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