¿Estás de buen humor? Tu vecino, tus amigos e incluso los amigos de tus vecinos pueden "infectarse" con tu alegría. La felicidad se expande por las redes sociales tan fácilmente como la gripe, según un nuevo estudio.
Los investigadores analizaron información de cerca de cinco mil personas interconectadas desde hace veinte años. Después de establecer el humor de cada participante, el equipo encontró que cuando una persona se sentía feliz, esta se transmitía incrementando la felicidad de los que lo rodean.
La tristeza, afortunadamente, no es tan "infeciosa". Un ataque de tristeza contagia mucho menos que la felicidad indica James Fowler, de la Universidad de California, en San Diego, investigador a cargo del proyecto.
Los niños: una veta natural de felicidad. Fuente: Internet
Una infección de felicidad dura en promedio doce meses y alcanza a tres ámbitos: los amigos del feliz, los vecinos del feliz, y los amigos del vecino del feliz.
Fowler cree que la felicidad se extiende más allá hacia el resto de la sociedad, pero ya de una manera que no se puede medir.
Pero no solo la felicidad es contagiosa. Según Fowler también lo son ciertos comportamientos como comer demasiado, fumar e innovar.
A diferencia de los comportamientos, los sentimientos requieren mayor proximidad para contagiarse. Un vecino nos puede contagiar su buen humor, pero no tanto su obesidad, y viceversa.
La exposición frecuente "al otro" también nos hace más propensos al contagio emocional que lo que ocurre con personas que vemos poco o por primera vez.
Los investigadores no están seguros de cómo se transmite el "virus de la felicidad", pero tienen algunas teorías.
La gente que tiene buen humor en general son más "contagiosos", mientras algunos parecen ser inmunes.
Con todo, estar en contacto con gente feliz es provechoso para todos. Parece que hay en ello una función evolutiva. La gente feliz sonríe, y la sonrisa ayuda al trabajo en equipo y a crear lazos afectivos que permiten alcanzar metas grupales.
"No solo contagiamos felicidad a los que amamos, también a los que no" termina Fowler.
Información de LiveScience. Edición y traducción de Sophimanía
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