lunes, 28 de marzo de 2011

El dolor del desengaño amoroso es indistinguible del dolor físico


Imagen: Internet

Una nueva investigación confirma que las regiones del cerebro que se activan cuando uno siente dolores físicos, son las mismas que reaccionan ante desengaños amorosos. El hallazgo, hecho por la Universidad de Michigan, sugiere que el dolor producto de un desengaño romántico es indistinguible (en términos neurológicos) del dolor físico.

Ethan Kross, el jefe del estudio, es el sicólogo que investigó a 40 personas que tuvieron rompimientos amorosos en los pasados seis meses. El estudio se basó tanto en encuestas como en imágenes de resonancia magnética (MRI), que eran tomadas cuando las personas veían imágenes de sus parejas perdidas.

Los investigadores compararon esas imágenes con las de personas que sufren dolor físico y constataron que, en ambos tipos de dolor, las regiones del cerebro que se activan son las mismas. "La mente, el cerebro y el cuerpo están íntimamente interconectados" dice Kross. "Estos hallazgos pueden ofrecer una luz sobre cómo la angustia y el dolor al rechazo pueden llevarnos a distintos tipos de desórdenes mentales y enfermedades físicas".

Para Mark Leary, profesor de sicología y neurociencia de la Universidad de Duke, la conexión entre dolor y desengaño tiene sentido, ya que, en estos casos, el dolor nos condiciona a buscar y mantener relaciones saludables, de calidad.

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Información de USAToday.com. Versión, edición y traducción de Sophimanía

3 comentarios:

Mauricio Rozas Valz dijo...

¿Desengaño o realidad pura? Muchas veces nos quedamos atónitos y estupefactos ante una verdad recién revelada, cosa que suele ser muy dolorosa y a veces devastadora. Pues debemos de aprender de ello para evitarnos disgustos en el futuro, ya que a medida que pasan los años, nuestra capacidad para asimilar desengaños disminuye sustancialmente. Pensaba, no sé, puedo equivocarme, que una inteligente manera de ver el mundo y a las personas que queremos en mayor o menor grado debiera ser más realista, menos ilusa, y nunca esperar mucho de nadie. Tomar conciencia de las limitaciones afectivas humanas, empezando por las nuestras. Entender de una buena vez lo subjetivo de lo ético y moral, y jamás pensar que los demás reaccionarán como reaccionaríamos nosotros en similar situación. Tomar también consciencia de lo líquidos y efímeros que son los afectos humanos y lo fácilmente prescindibles que podemos ser. Una manera quizá más sabia de vivir los intercambios de afecto podría ser: disfrutar a las personas en tanto las tenemos cerca en éste momento, evitar pensar ingenuamente que siempre estarán y no amargarnos pensando en el final que llegará de todas maneras. Todo esto puede resultar muy pesimista y negativo de primera intención, pero si lo vemos de un ángulo más realista, podría ahorrarnos muchos desengaños futuros, que es también una forma genuina de vivir en paz.

Pablo Vasquez dijo...

Hola Mauricio, gracias por ser 'caserito' de Sophimanía y como siempre dejarnos tus interesantes comentarios. En principio diré que la postura que describes frente a las pasiones y los desengaños me parece totalmente razonable e inteligente, aunque -según yo- sea algo imposible de practicar. En mi experiencia, la razón va detrás del sentimiento, nunca antes. Y me parece cojonudo que así sea. Lo que nos hace humanos -para nuestra dicha y nuestra tragedia- está mayormente 'en el corazón', muy poco en el cortex. Y sin duda -hablo subjetivamente, por supuesto- prefiero mil veces el sentimiento, por más que pueda ser doloroso, a la fría complacencia de la razón. Con Serrat siempre he cantado: "Prefiero querer a poder, palpar a pisar, ganar a perder, besar a reñir, bailar a desfilar y disfrutar a medir." Para no quedar en extremos diré que tampoco me parece buena la oposición que se suele hacer entre sentimiento y razón, creo que son dos caras de lo mismo y que sus cumbres están cuando trabajan juntas, no separadas. Pero eso lo conversaremos en torno a un expreso, ah? Un abrazo y gracias nuevamente por tu fidelidad lectora!

Mauricio Rozas Valz dijo...

Y bueno, tienes razón, es 'imposible de practicar', sólo trataba de crearme una coraza para proteger lo que queda de mi maltratado corazón. Calculo que será sólo el 10%, el otro 90% quedó destrozado en algunas largas, durísimas y desgastantes batallas amorosas... jajajaajaj. Esa imagen del puño atravezando el pecho me ha parecido espantósamente real. También llevaba camisa blanca y la barba semi crecida la última vez que me sucedió algo así. Me han dado escalofríos, uffffffff...
Un abrazo

¿Qué es Sophimanía?

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Impulsamos el conocimiento de temas que por coyunturas políticas, pasan a 2do plano. Creemos que solo nuestro instinto por saber, conocer, explorar, cuestionar, construir, ha permitido que nuestra especie ocupe este espacio-tiempo, y por lo que quizás permanezca.

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