lunes, 28 de marzo de 2011

Para el Nobel: Científicos colombianos sientan las bases de las vacunas sintéticas


Doctor Manuel Elkin Patarroyo. El próximo Nobel colombiano podría venir
de la ciencia, no de las letras. Imagen: Quebonitacolombia.com

Tras 33 años buscando la forma de fabricar vacunas en el laboratorio para todas las enfermedades infecciosas, el patólogo colombiano Manuel Elkin Patarroyo, junto a un equipo de investigadores de la Fundación Instituto de Inmunología de Colombia (Fidic), acaban de dar a conocer los principios y las bases estructurales que lo permiten.

Este avance, que abriría las puertas para la prevención y el manejo, a través de vacunas, de más de 500 males infecciosos (que afectan a dos terceras partes de la humanidad y matan cada año a cerca de 17 millones de personas), fue divulgado hoy por la revista de química más importante del mundo: 'Chemical Reviews'.

Este, que sería el desarrollo científico más importante logrado por investigadores colombianos hasta ahora, se presentó a través de un modelo práctico, con la fabricación de una nueva vacuna contra la malaria que, de acuerdo con pruebas de laboratorio hechas con monos Aotus, tiene una efectividad del 90 por ciento.

Hasta ahora las vacunas clásicas o biológicas se elaboran con el microbio causante de la enfermedad infecciosa, entero, mutado o muerto, o con un fragmento de él; al introducirse en el cuerpo, estas sustancias estimulan al sistema inmunológico para que produzca defensas contra él; de este modo, cuando vuelva a entrar al cuerpo, el organismo estará en capacidad de rechazarlo.

Con microbios y parásitos como el 'plasmodium falciparum' (causante de la malaria) existe el inconveniente de que al entrar al organismo, logra burlar al sistema inmunológico para no ser detectado, lo cual impide que genere defensas contra él.

Patarroyo y su equipo no solo descubrieron la forma como el 'plasmodium' engaña al cuerpo, sino que identificaron en él las partículas que dañan al organismo e inventaron la forma de fabricarlas, una a una, en el laboratorio, pero con las modificaciones necesarias para que el cuerpo no se deje engañar, las reconozca y reaccione, produciendo defensas suficientes y permanentes que actuarán en caso de que la infección llegue.

De eso se trata la vacuna sintética contra la malaria, la primera en el mundo de estas características -que no requiere ni del parásito ni de fragmentos de él para su elaboración-, con este nivel de eficacia.

Para lograrlo, fabricaron y analizaron 38 mil fragmentos originales del 'plasmodium falciparum', que permitieron, después de 20 años de ensayos, descubrir las reglas y plantear principios "para ir más allá de la naturaleza de las proteínas".

De acuerdo con Patarroyo, la forma de fabricación de las vacunas sintéticas es estándar, lo cual permite que todos los lotes sean iguales y puedan producirse en grandes cantidades (a precios muy bajos); tampoco requieren de cadenas de frío para mantenerse, no contienen contaminantes que generen reacciones secundarias y no se descomponen.

"Con este hallazgo -asegura Patarroyo- se va más allá de la naturaleza de los microbios, porque se modifican sus átomos según las necesidades del cuerpo, a través de un proceso estandarizado, lo que nunca podrá hacerse con las vacunas biológicas".

Pero lo más importante, es que 'Chemical Reviews' presenta un decálogo innovador, que aporta la forma y los principios, para que cualquier laboratorio científico del mundo pueda producir, bajo este esquema, vacunas contra enfermedades tan complejas como la tuberculosis, la hepatitis, las neumonías, las meningitis producidas por bacterias, la sífilis, el dengue, el cólera, la caries dental y el herpes, entre otras.

No se descarta, de hecho, que este modelo facilite, a futuro, la búsqueda de una vacuna contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida.

Este artículo está precedido por 300 investigaciones de Patarroyo y su equipo sobre el tema, publicadas en las últimas dos décadas por revistas como 'Nature', 'Account of Chemical Research', 'Clinical Microbiological Reviews' y 'Angewandte Chimie', en las que fueron demostrando que era necesario modificar algunos átomos en lugares específicos de los fragmentos involucrados en la invasión de los microbios, para que el sistema inmunológico se active y produzca los anticuerpos necesarios para defender al organismo.

Los resultados fueron calificados como "excelentes" por un equipo anónimo de pares académicos de primera línea de todo el mundo, lo que hizo que la revista catalogara de "fuera de serie" el trabajo de Patarroyo y su equipo de la Fundación.

Información de ElTiempo.com. Resumen de Sophimanía

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