viernes, 28 de enero de 2011

¿Por qué creemos en cosas raras? (parte 1)

Shermer en sus propias palabras, subtitulado en castellano. Video: Ted.com

El conocido escéptico y sicólogo norteamericano Michael Shermer, quien hace unos meses visitó el Perú, publicó en 1997 "¿Por qué creemos en cosas raras?", un libro que pasa revista a los mecanismos mentales que están detrás de leyendas populares pero sin sustento científico como "los fantasmas", "las visitas extraterrestres", "los poderes paranormales", "los ángeles" o seudociencias como el reiki, la reflexología, la homeopatía, etc, etc, etc.

Shermer comienza recordando que David Hume distinguía entre "escepticismo antecedente" (como el de Descartes, que consiste en dudar todo lo que no tenga un criterio infalible previo) y el "escepticismo consecuente", que era el que Hume empleaba y que reconocía la falibilidad de nuestros sentidos pero que se corregían racionalmente: "Un hombre sabio balancea su creencia con la evidencia".

Respecto de los milagros y otros supuestos fenómenos 'paranormales' Hume decía "Ningún testimonio es suficiente para establecer un milagro, a menos que el testimonio sea de tal tipo, que su falsedad sería más milagrosa que el hecho que trata de establecer", proposición que sigue vigente.

Shermer lista 25 problemas de raciocinio, divididos en cuatro partes, la primera de las cuales es "Problemas del pensamiento científico". Ahí habla, por ejemplo, de cómo la teoría puede influenciar las observaciones, algo que el Nobel de física Werner Heisenberg describe así: "Lo que observamos no es la naturaleza misma, sino la naturaleza expuesta a nuestro método de cuestionamiento". Es decir nuestra percepción de la realidad es influenciada por las teorías que rigen nuestro análisis de ella.

Otro problema que Shermer explica en este grupo es cuando la sola presencia del observador cambia lo observado, ya sea porque influencia en el objeto de estudio (un paciente, por ejemplo) o porque sus expectativas sesgan sus conclusiones.

La segunda parte de problemas que Shermer lista son los del "pensamiento seudocientífico", el primero de los cuales es señalar que las anéctodas y los rumores no hacen ciencia. Es muy habitual atribuirle efectividad a amuletos o 'tratamientos alternativos' basados en historias o rumores como "Una tía mía me dijo", "me contaron que un amigo", 'leí en un libro', "vi en un documental de la televisión", etc. Esto no es científico mientras esas experiencias no se analicen con rigor, en ambientes controlados y se cruce información con otras fuentes.

Otro problema del pensamiento falsamente científico se puede describir así: la jerga científica no hace ciencia. Y es que es muy común escuchar en la radio, la televisión y por supuesto la Internet montones de charlatanes que tratan de darle sustento a sus supercherías (por ejemplo la astrología) mencionando palabras propias del lenguaje científico. Para una persona común, estos charlatanes parecen indistinguibles de científicos honestos pues 'hablan bonito y con palabras raras', pero eso, por supuesto, no significa que lo que digan tiene sustento. Es mera apariencia.

Otro problema es que las expresiones "atrevidas" no hacen verdadera una afirmación. Esto es algo común entre quienes defienden las seudociencias, que por ejemplo describen "energías de gran poder", "naves extraterrestres nodrizas gigantescas" y hasta 'explican' cómo actúan, pero sin embargo nadie ha podido probar la existencia de esas grandes energías ni de esas naves. Y no sólo eso, su supuesta existencia contradice lo que se sabe por el método científico.

Shermer también habla de cómo "la herejía no es exactitud". Y es que en la historia de la ciencia se conocen casos, por ejemplo como el de Copérnico, Galileo o el propio Darwin, cuyos primeros postulados causaron risa o rechazo entre las comunidades científicas de su tiempo. Sin embargo, el tiempo acabó dándoles la razón.

Eso no quiere decir que las propuestas que causen risa o rechazo en la comunidad científica actual terminen validándose con el tiempo. Tampoco significa que toda idea nueva sea necesariamente ridiculizada, si es que se presenta con el sustento adecuado, tal como ocurrió con la Teoría de la relatividad presentada por Einstein, la que primero tuvo un sustento matemático y más tarde experimental.

Sin embargo, para tratar de darle validez a sus afirmaciones, muchos charlatanes dicen "Se ríen de mí como se rieron de Galileo, pero al final seré reivindicado como él". La gran diferencia, claro, es que es Galileo nunca fue un charlatán, ni un loco, sino un científico honesto, adelantado a su tiempo.

Otro problema común del pensamiento seudocientífico es pedir que se prueben las negaciones. Por ejemplo: "¿No crees en dios? ¡Entonces pruébame que dios no existe!", fórmula que se puede aplicar a platillos voladores, milagros, animales mitológicos, poderes paranormales y un largo etcétera. Pero lo cierto es que la ciencia es positiva, avanzando sobre la prueba de afirmaciones, no de negaciones.

Eso quiere decir que quien afirma, por ejemplo, que somos visitados por seres de otros planetas o que la simple imposición de manos puede curar enfermedades es quien tiene la obligación de presentar la evidencia que lo avale, no quien se muestra escéptico ante ellas. Carl Sagan lo resumía: "Quien afirma cosas extraordinarias debe aportar evidencias extraordinarias".

Otro problema Shermer lo describe como "lo inexplicado no es inexplicable". Es decir, aquella situación en la que una persona común y corriente ve un fenómeno para el cual no tiene explicación, concluyendo entonces que está ante algo 'paranormal' o 'milagroso' o algo "sin explicación posible", cuando en realidad simplemente se trata de falta de información.

En un espectáculo de magia, por ejemplo, los "fenómenos" que vemos ante nuestros ojos (cuerpos que se cortan por la mitad, personas que vuelan o desaparecen, etc) parecen desafiar las leyes de la física, no tener explicación racional, sin embargo nadie concluye que el mago tenga "poderes sobrenaturales".

Otro problema que Shermer describe es la racionalización de las fallas. En el mundo de la ciencia, las fallas y errores que ocurren durante las investigaciones no son ocultadas. Por el contrario, son pasos que eventualmente llevan hacia grandes descubrimientos. En el mundo seudocientífico, sin embargo, los fallos tienden a ocultarse o a 'explicarse'.

Shermer en sus propias palabras, subtitulado en castellano. Video: Ted.com

Por ejemplo, aquellos charlatanes que pretenden tener 'poderes síquicos' como telekinesia, telepatía o precognición, y que cuando están bajo condiciones controladas de laboratorio no funcionan, generalmente dicen "la presencia de gente escéptica anula mis poderes".

Shermer también se refiere a la "falacia post hoc", que es la ilusión que relaciona como causa y efecto hechos que ocurren uno después del otro, pero que no están relacionados necesariamente. La ilusión nace cuando, por ejemplo, pasamos debajo de una escalera y luego de un rato sufrimos un accidente. En ese momento muchos pueden relacionar: "he sufrido el accidente porque pasé por debajo de una escalera".

Otro tipo de estas relaciones aparentes pero inexistentes es la coincidencia, o -como les gusta decir a los amantes de la New Age- la "sincronicidad", palabra con la que aluden a alguna "fuerza misteriosa" que actuara en secreto. Esto ocurre porque la mayoría de las personas no sabe cómo funcionan las leyes de la probabilidad, algo que conocen bien los apostadores y jugadores profesionales.

Y es que muchas 'conexiones' que nos parecen misteriosas no son más que probabilidades concretas, que nuestra mente tiende a relacionar bajo argumentos que no son racionales.

Finalmente, Shermer habla del problema de la representatividad, para referirse a un fenómeno muy humano, según en cual nos olvidamos de las cosas que nos contradicen y recordamos las que nos dan la razón.

Este sesgo es el que le permite sobrevivir a los astrólogos, brujas, síquicos, profetas y adivinos que todos los años desfilan por la televisión haciendo "predicciones" ambiguas sobre hechos comunes. "Este año va a morir un político muy querido", "Un accidente se va a llevar a un gran actor", etc.

Como en realidad no existen ese tipo de 'poderes', lo que hacen son suposiciones ambiguas y corrientes que podríamos hacer cualquiera de nosotros. La única certeza que tienen estos charlatanes es que recordaremos sus aciertos y olvidaderos sus fallas, creando la ilusión de que son acertados, cuando en realidad no van más allá de las leyes del azar.

En la segunda parte de este resumen se tratarán los problemas referidos al pensamiento lógico.

Edición y versión de Pablo Vásquez para Sophimanía, sobre un resumen y traducción hechos por Lalo Márquez del libro de Michael Shermer "How Thinking Goes Wrong".

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