Simulador de computadora evalúa los daños sin necesidad de usar cráneos
reales. Foto: Michelle Nyein
Un nuevo estudio realizado en soldados norteamericanos demuestra que los cascos tradicionales de los soldados, que dejan el rostro al descubierto, no protegen bien el cerebro pues las ondas de choque pueden pasar a través del rostro y provocarles graves heridas en las neuronas.
Una visera transparente delante del rostro, similar al que tienen los cascos que usa la policía antimotines, ayuda mucho a disminuir ese riesgo.
El estudio pone de manifiesto que se había subestimado el poder de hacer daño que tienen las ondas de choque provenientes de explosiones. Esto ha sido posible gracias que a los investigadores, liderados por Raúl Radovitzky del MIT, han utilizado un complejo modelo computarizado de cabeza humana, que incluye capas de grasa, piel, hueso y distintos tipos de tejidos.
¿Así se verán los soldados del futuro? Imagen: Wildgames.es
Esa cabeza virtual ha sido expuesta a ondas de choque de 'explosiones virtuales', recreando tres escenarios: a cabeza descubierta, con casco tradicional y con casto con escudo facial de policarbonato.
El casco tradicional no contribuye a empeorar el daño, pero tampoco protege contra este tipo de ondas. El escudo facial, en cambio, ayuda mucho a desviar la energía de las ondas de choque, protegiendo el tejido cerebral.
El estudio también resalta que los escudos faciales que han probado, de uso militar, están diseñados para detener proyectiles, no ondas de choque, así que pueden ser mejorados cuando se entienda mejor cómo se propagan las ondas de choque por el cráneo, hacia el cerebro.
El problema con las lesiones cerebrales producto de ondas de choque es que no aparecen en los exámenes habituales, por lo que el soldado es diagnosticado como 'normal' o 'saludable'. Sin embargo las lesiones pueden existir a un nivel microscópico, y generar disfunciones severas.
Los protectores que usa la policía son para golpes directos, pero igual
ayudan a desviar ondas de choque. Foto: Internet
Los científicos están trabajando en un sensor que puede ser puesto en los cascos o el interior de los vehículos militares. Tendría la función de activarse cuando recibe una onda de choque que considera dañina y así advertir a los soldados que tienen que ir recibir ayuda médica, así se sientan bien en un primer momento.
Por supuesto, no hay que estar en medio de una guerra para que nuestro cerebro se exponga a este tipo de lesiones. Un accidente de carro o incluso un resbalón doméstico pueden generar ondas de choque contra el cerebro. Sin embargo, lo normal es que nuestro cerebro pueda resistirlas. El problema es cuando son producto de una explosión, que se transforma en ondas de choque muy potentes y rápidas.
Todavía no se conocen muy bien las consecuencias de estar expuesto a estas lesiones, pero el estudio en veteranos de guerra sugiere que son cuadros relacionados a migrañas crónicas, vértigo, mala memoria, desmayos y depresión, entre otros síntomas.
Información de Discovery news. Versión, traducción y edición de Sophimanía
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