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Bajo una mirada superficial a la biología, donde cada característica de un organismo es contrastada con la utilidad que tiene para su proceso de supervivencia, el baile en los humanos puede ser considerado un misterio. ¿Qué utilidad puede tener para sobrevivir movernos libremente al ritmo de ciertas armonías?
Sin duda lo llevamos en los genes. Video sugerido por Carlos Challcoa. YouTube
Pero una mirada más profunda resulta más esclarecedora. Según un estudio publicado en la revista Science Genetics, la habilidad para bailar está conectada con la habilidad para sobrevivir. Prueba de esto es que el baile (y su contraparte la música) están presentes todas las culturas, todas las épocas. Es decir, hay buenas razones para pensar que la danza está codificada genéticamente.
Las pinturas rupestres dan evidencia de que nuestros ancestros prehistóricos bailaban, especialmente en tiempos difíciles. Los científicos creen que la coordinación y ritmo que requiere el baile son características útiles para sobrevivir y tener una ventaja evolutiva.
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Los investigadores examinaron el ADN de un grupo de bailarines y de un grupo de no-bailarines. Hallaron que los bailarines comparten un gen asociado a la predisposición de ser buenos comunicadores. También tenían altos niveles de serotonina, que es un neurotransmisor que mejora el humor.
Nuestros ancestros no humanos de hace un millón y medio de años posiblemente ya bailaban para atraer a sus parejas, dice Steven J. Mithen, arqueólogo del Reino Unido.
Un estudio más reciente sugiere que los bebes nacen con una gran intuición para el baile, algo que pueden expresar tan temprano como a los cinco meses. Por supuesto eso no quiere decir que todos nacemos con la habilidad de ser buenos bailarines, eso es un asunto distinto.
En seres como los humanos que dependemos de nuestras sociedades para sobrevivir, el baile se convierte en un excelente "pegamento" que facilita e intensifica las relaciones, tanto a nivel familiar como grupal.
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La forma en que algunos bailarines se distinguen por su ritmo y gracia, también tiene un componente evolutivo pues permite a la audiencia identificar a los más creativos, a los más sanos e inteligentes, algo que les facilita el hallar pareja y eventualmente reproducirse.
En la prehistoria, también es posible que danzar en grupos y compartir los mismos movimientos bajo las mismas circunstancias fuera un motivador o un desarrollador del lenguaje hablado, que está construido en base a consensos, imitación, ritmos, coordinaciones interpersonales y armonías, todas virtudes que en la música encuentran su mejor expresión y que por excelencia es la contraparte de la danza.
Información de LiveScience. Versión, edición y resumen de Sophimanía
1 comentario:
interezante...lastima que no se bailar.
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