El hombre que gracias a la ciencia salvó millones de vidas resulta poco
conocido para el público en general. Foto: NobelPrize
El agrónomo estadounidense Norman Borlaug, premio Nobel de la Paz por sus trabajos sobre agricultura, que permitieron salvar millones de vidas evitando hambrunas, murió el sábado a los 95 años, informó este domingo el diario The New York Times.
Norman Borlaug murió en Dallas a causa de un cáncer, indica el periódico, que cita a un portavoz de la Universidad A&M de Texas, especializada en agronomía, donde trabajaba desde 1984.
Los trabajos de Borlaug sobre la reproducción vegetal permitieron aumentar la producción agrícola en América Latina y en Asia y le valieron el reconocimiento internacional.
En los años setenta, cosechando -literalmente- los frutos
de su investigación científica. Foto: AgBio
Entre otras cosas trabajó con variedades de cereales de alto rendimiento, contribuyendo a evitar hambrunas masivas que se anticipaban en los años 60, según The New York Times. Sus descubrimientos le valieron el apodo de "padre" del llamado movimiento de la Revolución Verde y el Premio Nobel de la Paz en 1970.
Por "Revolución verde" se conoce al importante aumento de la producción agrícola que se dio en México (1943), gracias al uso de la selección genética y la explotación intensiva de monocultivos, gracias al regadío y el uso intensivo de fertilizantes, herbicidas y pesticidas.
Información de AFP. Versión y resumen de Sophimanía
1 comentario:
(solamente para agregar otro punto de vista)
La revolución verde fue muy exitosa si se toma como indicador la productividad de los campos en el corto plazo. Sin embargo, la revolución verde también resultó ser un dogma que al aplicarse en este lado del mundo significó: 1) Sepultar los cultivos andinos. Era muy mal visto sembrar los bicultivos o policultivos típicos de la agricultura inca; mejor era sembrar la semilla certificada importada que primero regalaron y luego vendieron. Costó mucho recuperar la biodiversidad agrícola que se estaba perdiendo. 2)Fomentar la dependencia de los insumos (fertilizantes e insecticidas). Estos, además de ser costosos contaminaban seriamente el ambiente y eran un peligro para la salud humana (intoxicación y malformaciones genéticas). 3) Generar pestes de mayor magnitud al sembrar monocultivos y seleccionar resistencia a insecticidas por la aplicación excesiva. En suma, fue un excelente negocio para los que vendían el pack completo (semilla, fertilizante, pesticida) en nombre del desarrollo. Afortunadamente, a pesar de campañas intensivas por parte de gobiernos y ONGs, los agricultores de pequeña escala, de subsistencia, poco a poco volvieron a las costumbres ancestrales que son más rentables, seguras y saludables. Si la revolución verde hubiera sido más exitosa en el Perú, ya no sabríamos lo que es la kiwicha, el yacón, la arracacha, la mashua, la maca, etc.
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