lunes, 21 de septiembre de 2009

Extimidad: la intimidad como espectáculo masivo vía las redes sociales

Demi Moore en la "extimidad" que su esposo "twittea" en la red. Foto: A. Kutcher

Ashton Kutcher, quien se hizo famoso por interpretar a un imbécil en "That 70s show" y por liderar el casting de varias de las peores y menos rentables películas de los últimos tiempos, es un "adicto al Twitter".

Ashton "twitea" los más variados detalles de su "glamorosa" vida de "star hollywoodense", incluyendo hace poco la foto del nada despreciable trasero de su esposa Demi Moore, en calzón, para supuesto beneplácito de sus más de tres millones seiscientos mil seguidores.

¿Es que Ashton es tan imbécil como Michael Kelso, el personaje que interpretó 184 veces en That 70s show? Es posible, pero no es un caso aislado. Mostrar la vida privada a través de las redes sociales -incluyendo los detalles más íntimos, escabrosos, patéticos o simplemente intrascendentes- está de moda. El exhibicionismo ahora es "cool".

"Shhh, no le digan a mi esposa" twittea Kutcher a sus cerca de cuatro
millones de seguidores. Imagen: Twitter

Muchos lo relacionan al concepto de "extimidad" acuñado por el sicoanalista francés Jacques Lacan hace décadas. Lo que antes quedaba tras la puerta del dormitorio o del baño o en la conversación entre amigos, hoy se postea en tiempo real a todo el planeta, en texto, fotos, audio y video.

Los analistas ensayan interpretaciones a este fenómeno. La escritora española Paula Sibilia subraya el hecho que ahora no es necesario haber hecho algo notable o haber construido cierto prestigio para ser célebre. Basta tomarle una foto a tu trasero y subirla a la red.

Lo llama "la sociedad del espectáculo", una frase usada por primera vez en 1967 por Guy Debord para referirse a la "sobreexposición del yo". Paris Hilton, Lance Armstrong, Ricky Martin, Ellen DeGeneres, Oprah Winfrey, Britney Spears, Shaquille O’Neal, Demi Moore, Miley Cyrus y Barack Obama están en redes sociales, compartiendo intimidades y -a la vez- promocionando sus programas, agendas y presentaciones.

La antítesis de Kutcher, en todo sentido, es George Clooney, respetado y galardonado actor, guionista, director y productor de varias importantes películas. Para él, según propia confesión, tener una página en Facebook sería peor que hacerse un examen de próstata y pasarlo por televisión en vivo y en directo.

Clooney se ha hecho famoso por proteger su intimidad contra viento y marea.
Ashton por hacerla pública. Imágenes: Internet/Finefilter

Pero Clooney está en minoría. Siguiendo la vanguardia de la extimidad liderada por Kutcher, millones de internautas anónimos buscan sus quince milisegundos de fama haciendo públicas sus intimidades en lo que el siquiatra español Augusto Cury llama "un síntoma de la enfermedad de la sociedad moderna".

Es decir, la necesidad neurótica e infantil de estar en el centro de la atención, algo que para este siquiatra está en las antípodas de la madurez, la inteligencia y la conciencia crítica.

Los mismos chicos que en la calle siguen los consejos paternales y "no hablan con desconocidos" se destapan en la red, frente a una potencial "teleplatea" de millones, en la creencia -infundada- de que están protegidos por el anonimato de su nickname. El riesgo se asume -según Sibilia, porque la ganancia es tentadora: comprobar que podemos "ser alguien" que "otro" reconozca y "valore".

Otro autor, Leonardo Cervera, no es tan pesimista. El reconoce que los jóvenes, desde siempre, tienen necesidad de relacionarse, socializar, flirtear. Hacer eso en el "mundo virtual" de las redes sociales ahora es mucho más fácil, tanto para hacer contactos como para construirse caretas y fachadas que cambian según el humor o la necesidad.

El problema es que en esas mismas aguas navegan lobos con piel de cordero: depredadores sexuales, pedófilos, sicópatas, delincuentes, estafadores y hasta asesinos. Recordemos que recientemente ha sido extraditado a Perú William Trickett Smith, un estadounidense que enamoró a una chica peruana por internet y que luego vino y se casó con ella. ¿El problema? Ella terminó descuartizada en una maleta que varó el mar.

¿La extimidad es una moda pasajera o perdurará? ¿Es más una virtud que un problema o viceversa? Los analistas están de acuerdo en que es muy temprano para decirlo. Pero no es muy temprano para ir señalando los riesgos, sobre todo para los niños, que son los más grandes fans de la red y los menos experimentados para lidiar con las posibles consecuencias.

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Pablo Vásquez para Sophimanía con información de ABC.es

2 comentarios:

LuchinG dijo...

Y nuestros tataranietos pensarán que éramos muy recatados.

Pablo Vasquez dijo...

Jaja, creo que puedes haber dado en el clavo de la cuestión Luchín. Saludos!

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