martes, 5 de mayo de 2009

Pre estreno en Lima: Star Trek vuelve a nacer de la mano de J.J. Abrams


"El hombre y su máquina": Kirk conoce el Enterprise en plena construcción. Fuente: Paramount

"La amenaza fantasma", cuarta entrega de la saga de "La guerra de las galaxias" probablemente ha sido la peor "precuela" de la historia del cine. George Lucas, a pesar de tener todo el dinero y los recursos tecnológicos del cine, se dio "maña" para destruir con el codo todo lo que había construido décadas antes con la primera parte de la trilogía.

Afortunadamente, Star Trek o, como la conocemos nosotros, "Viaje a las estrellas" ha tenido mucha mejor suerte con su más reciente precuela, llamada, simple y precisamente: "Star Trek". El fenómeno "Star Trek" comenzó en 1966 con la serie protagonizada por William Shatner (Kirk) y Leonard Nimoy (Spock). Desde entonces este universo, creado por el visionario Gene Roddenberry (fallecido en octubre del 91), ha marcado varios hitos en la historia de la televisión, el cine, la ciencia ficción, la literatura popular e incluso las ciencias (tanto como divulgación como en inspiración para científicos).

Sería demasiado largo e innecesario contar aquí esa historia. Baste mencionar por ejemplo que el primer beso interracial aparecido en la televisión norteamericana -un verdadero desafío al racismo de la época- fue entre la teniente Uhura y el capitán Kirk.

En la televisión norteamericana Star Trek marcó el fin de los westerns (Bonanza, el Gran Chaparral, etc) para comenzar la era "del espacio", tan en boga en los años sesenta, y que tuvo su punto culminante con el alunizaje del Apollo 11 en julio de 1969 (acontecimiento que este año celebrará sus cuarenta años).

La serie original, como todo producto masivo "de transición" entre dos modas, cumplía las reglas del western, pero las llevaba al espacio. En lugar de un grupo de pioneros avanzando en una carreta por tierras ignotas llenas de indios hostiles, Star Trek era un grupo de científicos explorando "la frontera final", llena de planetas y culturas desconocidas.

Afortunadamente, Roddenberry tuvo la inteligencia para ir literalmente mucho más allá. Como toda buena propuesta de ciencia ficción, Star Trek exploraba problemas sociales, filosóficos y científicos vistiéndolos de historias de extraterrestres, en planetas recién descubiertos. Hoy la serie original nos puede parecer un poco boba e ingenua, pero sus temas -la guerra, la segregación, el fascismo, el viaje en el tiempo- siguen tan vigentes como el primer día.


Spock tiene sentimientos y emociones, solo que los controla y los somete a la lógica.
Algo que no siempre le liga. Fuente: Paramount


Al mismo tiempo, Star Trek fue de vanguardia al proponer una nave espacial no colonizadora, que representara no solo a Estados Unidos (aunque de hecho Kirk responde al típico perfil del "héroe norteamericano") sino a distintas nacionalidades (incluyendo a Rusia, país con el que en esos momentos se libraba la guerra fría), biotipos y "aliens", en la utopía de que en el futuro sería posible la convivencia pacífica y la prosperidad generalizada, basados en el conocimiento científico y los ideales de igualdad, confraternidad y libertad.

Los personajes, todos muy distintos, podían sin embargo trabajar en equipo (algo muy norteamericano) para lograr objetivos comunes, generalmente salvar el trasero de algún peligro estelar. Como en la serie original, las diferencias entre los miembros de la tripulación no son un problema, por el contrario, son la riqueza que permite encontrar soluciones.

El dúo más representativo de esa complementariedad era, sin duda, Kirk y Spock. Kirk como el héroe norteamericano más típico: independiente, valeroso, dispuesto a quebrantar las reglas y afrontar las pocas probabilidades de éxito en el convencimiento irracional de que al final "todo saldrá bien", un poco inculto y un poco bruto, pero con un corazón de oro. Spock, en el extremo opuesto, representaba el pensamiento racional, no "contaminado" por las pasiones humanas, super culto, super informado y super dispuesto a tomar decisiones "racionales" así le costaran la propia vida.

Buena parte del atractivo de esta dinámica era constatar que trabajando en equipo conseguían las cosas que por separado jamás lograrían, algo a lo que sumaba el resto del variopinto equipo de la tripulación.

Hoy, cuarenta y tres años después de ese inicio, Star Trek renace de la mano de otro "genio" del cine y la televisión comercial norteamericana: J.J. Abrams, productor y director de series tan exitosas y apasionantes como Lost, Alias, Fringe y películas como Misión Imposible 3, sin duda la mejor de todas.

Abrams y su equipo aceptaron el reto de hacer la precuela de Star Trek, una franquicia que cuenta con una saga de inquietantes "fanáticos", bastante radicales. El resultado Sophimanía lo pudo ver antes del estreno mundial, gracias a una gentileza de los representantes locales.

Star Trek, la precuela, narra brevemente la infancia de Kirk y Spock y las circunstancias posteriores en las que ambos jóvenes deciden enrolarse en la "Federación", convirtiéndose luego en la primera tripulación del "Enterprise".

La película rescata muy bien la escencia de la serie original y no defrauda en presentarnos una vez más a Kirk, Spock, Uhura, Scotty, Bones McCoy, Sulu y Chekov, explicando a su vez cómo nacieron sus amistades y sus recelos.


Primer beso interracial visto en la TV norteamericana de los años sesenta. Sin duda,
en su época, el quebrantamiento de una "frontera final". Fuente: Internet


Astutamente, la relación inicial entre Spock y Kirk es de enemistad y desprecio, y es precisamente en los problemas que plantea la aparición del villano Nero que ambos aprenden a conocerse, respetarse y trabajar en equipo.

Star Trek es también una película de ciencia ficción llena de aventura y excelente efectos especiales que no requiere conocer sus antecedentes para entenderla y disfrutarla.

En un giro muy acertado, Abrams propone que debido a cambios inducidos por un viaje involuntario de Spock (anciano) en el tiempo, lo que veremos a partir de esta semana en el cine (y las secuelas que vienen y ya están anunciadas) es un Star Trek "alternativo" al de la serie, que transcurre en una línea de tiempo "paralela", léase un total y completo renacimiento de la saga más prolífica de la historia de la ciencia ficción que, a pesar de los años, continúa desafiando los límites de la "frontera final".

Comentario de Pablo Vásquez para Sophimanía

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