Una de las más celebradas rutinas de Dave Allen, sobre el catolicismo.
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Las cúpulas políticas, sociales, y económicas detestan el humor, y apenas lo toleran públicamente. Y es que nada desnuda más rápida, efectiva y grupalmente la pompa fatua del poder, el 'status' y el dinero que un chiste bien dicho, que una observación que -de tan obvia- se vuelve valiente y aguda, como aquella: "¡El rey está desnudo!" del cuento popular.
En "El nombre de la rosa" por ejemplo, la famosa novela de Umberto Eco, una serie de horribles asesinatos, ocurridos en una abadía medieval, son el resultado de la pretensión de un clérigo de ocultar la idea de que Jesús pudo haber tenido sentido del humor y haber reído.
David Tynan O'Mahoney, mejor conocido como Dave Allen (1936 - 2005) fue un brillante cómico irlandés que a partir de los años sesenta desarrolló un estilo muy particular, íntimo y encantador, con observaciones simples pero muy inteligentes sobre diversos temas de actualidad (su fuente de ideas eran los propios diarios).
Criado como católico pero ateo por aprendizaje propio, Allen incorporó el tema religioso a sus rutinas cómicas con gran éxito, tanto que hubo algunas reacciones en su contra, tildándolo de 'polémico'. Una de esas rutinas es la que acompaña estas líneas, en las que el cómico cuenta, con enorme gracia e ironía, aspectos de su niñez en relación con las autoridades religiosas católicas, algo que -en mayor o menor medida- muchos peruanos conocemos. Para celebrar el poder del humor.
Pablo Vásquez para Sophimanía
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