Foto: Raulmidon.com
Los gemelos de esta historia nacieron en Embudo, Nuevo México, una pequeña comunidad rural cercana a río Grande. Su padre, Jorge Midón, un bailarín argentino emigrado a Estados Unidos se casó allá con Sandra Midón, una afroamericana primeriza a la que el parto se le presentó con seis semanas de adelanto.
Los gemelos nacieron el 14 de marzo de 1966 en el hospital rural de Embudo, con buena salud pero poco peso, por lo que fueron puestos en una incubadora. Nombrados Raúl y Marco, los pequeños no empezaron su vida de forma auspiciosa: una negligencia hospitalaria permitió que fueran puestos en la incubadora sin la debida protección.
Marco en su oficina de la NASA. Foto: NASA
El calor de los focos sumado al oxígeno enriquecido de la incubadora quemaron sus ojos, dejándolos ciegos para toda la vida. Al cumplir los cuatro años, su madre murió, quedando bajo el cuidado exclusivo de su padre.
Ciegos, pobres, huérfanos de madre, hijos de un inmigrante latino, pertenecientes a dos minorías étnicas en un pequeño pueblo rural estadounidense, al margen de las ventajas de una gran ciudad. Pero lo que parecía la receta para un desastre se convirtió en una historia inusualmente feliz.
Video: Ted.com
"Nuestro padre, como bailarín, estaba muy metido en la música -recuerda Marco- desde que nacimos escuchamos folclor argentino, flamenco, música clásica, jazz". "Y no era que poníamos un disco y hacíamos otra cosa -completa Raúl- poníamos un disco y todos nos sentábamos a escucharlo, de principio a fin".
La otra pasión que Jorge Midón inculcó a sus hijos fue el ser radio aficionados. Cuando apenas tenían once años (1977) ya tenían licencia para comunicarse por su radio de onda corta con sus pares de todo el mundo, una afición que en ese momento compartían millones de personas y que de alguna manera contribuyó a sentar las bases de la actual world wide web.
Fotos de su padre, del album familiar. Imagen: Amazon.com
Así, ambos gemelos, signados por la misma ceguera y el mismo ADN, educados por el mismo padre en el mismo hogar y bajo las mismas reglas, tomaron rumbos que popularmente se interpretan como "opuestos". Marco, enamorado de los radios de onda corta en los que pasaba horas comunicándose con personas de todo el mundo, se decidió por la ingeniería electrónica (especializado en frecuencias de radio) mientras que Raúl, enamorado de los discos de vinilo de su padre, optó por la música, a la que ya se dedicaba a tiempo completo desde los seis años, de forma autodidacta.
"Nuestro padre siempre nos repitió ese mantra: 'no hay nada que no puedan hacer, no le hagan caso a la gente que les dice que no pueden hacer algo'. Eso influyó mucho en nosotros" recuerda ahora Raúl.
Desde hace trece años Marco realiza un sobresaliente trabajo como ingeniero electrónico de la NASA, donde ha hecho una brillante carrera. Su talento como hombre de ciencia lo lleva por todo el mundo asesorando instalaciones de radio y resolviendo complejos problemas de telecomunicaciones relacionados a los viajes espaciales.
Video: Amazon.com
También participa en el observatorio de dinámica solar de la NASA y en un día normal se comunica, al igual que hacía de niño, usando un transmisor/receptor de radio, aunque ahora entre sus habituales contertulios figuran los habitantes de la Estación Espacial Internacional.
Raúl, su gemelo, realiza por su parte una extraordinaria carrera como compositor, guitarrista y cantante. Su género es el rhythm and blues con fuerte presencia de jazz latino. Su estilo, a la vez intenso y melodioso, incluye una peculiar forma de tocar la guitarra, a la que usa también como instrumento de percusión, a la vez que su voz imita por momentos el sonido de la trompeta.
Con su madre. Imagen: Amazon.com
"Somos libres de hacer una pequeña diferencia en este mundo, no tienes que ser famoso ni importante para hacer sentir el poder de tu alma" canta al ritmo sincopado y latino de su guitarra, mientras que su voz hace gala de un amplio registro que encanta y sorprende a la vez que transmite esa particular humanidad que solo tienen los cantantes que han conocido íntimamente el dolor de la pérdida o la desgracia.
Ambos hermanos comparten la intimidad y complementariedad propia de los gemelos. Marco, aunque no canta ni compone, aprecia la música. Y Raúl, que no es ingeniero, aprecia la tecnología al punto que tiene un sistema de alta tecnología que le permite grabar, mezclar y cortar sus maquetas musicales de principio a fin, sin ayuda.
Video: NASA
El hecho que ambos hermanos compartan igual carga genética y la vez desarrollen con tanto éxito oficios tan distintos desmiente una vez más el mito de que la vocación profesional esté codificada genéticamente como un designio del destino. La vocación se aprende y se construye en interacción con el medio. Y si bien puede tener un componente genético, este no la determina más que el propio gusto o la propia voluntad.
En una sociedad cada vez más superficial, donde más y más personas buscan coartadas fáciles para justificar su inacción o su autocomplacencia, los gemelos Midón son un ejemplo notable de cómo se puede vencer la adversidad sin más municiones que un padre que les supo inculcar confianza en sí mismos y una tenacidad a prueba de estadísticas desalentadoras.
Enlaces relacionados
Pablo Vásquez para Sophimanía
No hay comentarios:
Publicar un comentario