A diferencia del robot de Pixar, el Inka Robot depende de un controlador humano
que utiliza un joystic. Pero se espera que versiones más desarrolladas incluyan
sensores y un procesador que le permita trabajar por su cuenta. Video: Frecuencia Latina
Yao, en Osaka, Japón, es una ciudad de 250 mil habitantes. Su principal río, Minoo, está contaminado con desechos que las autoridades de la prefectura desean eliminar de la forma más económica y eficiente posible.
En Japón, "económico y eficiente" es sinónimo de robótica, una rama en la que se han vuelto los líderes indiscutidos del mundo. Así, sus autoridades decidieron convocar a un concurso de robots "limpiadores" (la "City Robot Fair") para entidades de dentro y fuera del Japón.
Las condiciones eran duras: el robot no debía costar más de dos mil dólares, no debía pesar más de 20 kilos ni medir más de 60 x 60 cms.
A miles de kilómetros de distancia, las autoridades del Centro de Investigación de Desarrollo de Proyectos Tecnológicos (CIDPT) de la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad San Martín de Porres vieron ahí la oportunidad perfecta para que alumnos de sus especialidades de ingeniería electrónica, de sistemas, e industrial ganen experiencia y sumaran esfuerzos para crear -en equipo- un robot que represente al Perú en Yao.
Así nació, en setiembre del 2009, el "Inka Robot", una máquina que no sólo cumplía con el tamaño requerido por el concurso, también pesaba bastante menos de lo estipulado (13 kilos) y costaba bastante menos de dos mil dólares: mil soles.
Esto se logró usando piezas recicladas y esforzándose por lograr el diseño más simple y funcional posible. Así, el 13 de febrero de este año desembarcó en Yao el robot peruano, bien escoltado por sus creadores.
Inka Robot era el único participante extranjero. Los otros diez eran de Japón. Al final de las pruebas, el jurado del concurso -admirado por su simplicidad, bajo costo, rapidez y eficiencia- decidió darle a nuestro representante un reconocimiento especial al elegirlo el robot que mejor representaba el espíritu ecológico y medio ambiental del concurso.
La diploma se llama "Presidente del Jurado" y fue dada en la categoría Estudiantes Universitarios a los creadores del Inka Robot, máquina que al igual que el popular "Walle" de la película animada de Pixar, es una máquina recicladora de desechos, a los que captura usando un económico, eficiente e ingenioso sistema de escobillas.
Antonio Palma, el alumno de la universidad más involucrado con el proyecto viajó a Japón donde fue becado para estudiar robótica, por lo que se ha quedado allá. La Universidad San Martín de Porres, por su parte, ha anunciado que seguirá apostando fuerte por la robótica peruana y ya se encuentra desarrollando proyectos para seguir participando en Japón y otros países, proyectos que incluyen brazos robóticos para personas discapacitadas, entre otros.
Pablo Vásquez para Sophimanía
1 comentario:
es bueno que un robot peruano destaque fuera del pais, pero la san martin esta repitiendo lo que se hace en otras universidades desde hace varios años y lo promocionan como novedad...
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