lunes, 8 de junio de 2009

A propósito de los dolorosos sucesos de Bagua


Humildes policías e indígenas muertos: un saldo inaceptable que es responsabilidad
de nuestra sociedad en su conjunto. Fuente: DHPeru.org


Mientras el discurso oficial del gobierno pretende sustentar una ilusión según el cual nuestro país se encuentra en una vía rápida de progreso económico y social (vía que estaría despertando la "envidia de nuestros vecinos"), lo que ocurre en la amazonía pone de manifiesto una verdad menos halagüeña y menos optimista: el Perú sigue sin resolver profundas heridas internas, heridas que -precisamente- ponen en riesgo el futuro de todos, como nación.

Y lo que es más grave: la "inteligencia política" no parece estar muy consciente (o al menos dispuesta) a darse por enterada. De otra forma no se explica el empecinamiento en reducir lo que ocurre en la selva a un simple problema de "desinformación", "manipulación", "injerencia extranjera" o "imperialismo" entre dos "bandos".

A la terrible y violenta visión de los cadáveres de humildes policías y nativos muertos entre sí, se hace evidente -para quien quiera verlo- que el marco del problema es mucho más amplio y antiguo y atraviesa todos los ámbitos de nuestra sociedad. Por un lado una histórica desatención e irrespeto hacia las poblaciones amazónicas, paralela a un saqueo creciente de sus recursos, con elevados costos medio ambientales.

Este proceso de siglos -que es expresión clara del racismo y la miopía del centralismo político de la costa- ha minado las bases de cualquier entendimiento en el presente. Es verdad que las comunidades indígenas se muestran hoy intransigentes, violentas y radicalizadas, pero esa no es expresión de su cosmovisión, es expresión del maltrato al que ha sido sometida su cultura, incluso desde tiempos precolombinos.

Mientras que el gobierno siga viendo a la selva como un botín económico y la oposición como un botín político, el conflicto no hará otra cosa que escalar. Urge entender aquí que no se trata de "bandos" (en el sentido de fuerzas opuestas equivalentes). Es verdad que hay un enfrentamiento, pero ¿cuál de las dos partes tiene (o debería asumir responsablemente que tiene) mayores recursos económicos, políticos e intelectuales para resolverlo?

Creemos que el gobierno. Acusar a las poblaciones indígenas de estar manipuladas y pretender que ese argumento resista medidas de fuerza es, como los hechos de sangre han demostrado, irresponsable e irreal. Nuestra democracia -que es expresión y representación de todos, incluyendo a los indígenas- debería ser más inteligente y más responsable que eso.

La única forma de que las últimas muertes de policías e indígenas no sean en vano, es que señalen un punto de partida, una oportunidad para un entendimiento mucho más amplio, que no se pierda en la letra menuda de una ley, sino que busque sanar las heridas más profundas, heridas que nos siguen desangrando, a todos.

Comentario de Pablo Vásquez para Sophimanía

1 comentario:

kalipso dijo...

Me da muchisima pena, tanto por nuestros hermanos de bagua, como tambien por los policías.

Por qué el mundo asi he?


pd.- Los indígenas tambien son peruanos, tienen voz y sobre todo, VOTO.


Ningun gobierno tiene el poder de despojarnos de nuestro unico derecho LA LIBERTAD.

Por último, con qué derecho pedir a los hermanos nativos que se comporten educadamente, cuando el padre gobierno los reforma a latigazos, o mejor dicho "a bombardeos".. para luego ACUSARLO por haber contestado...con piedra??

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