Un reparto de "desconocidos" contribuye a evitar desbalances o egos fuera de
control. Fuente: Promoción
Cuando Dave Gibbons y Alan Moore crearon la novela gráfica Watchmen ("huachimanes" en peruano) utilizaron la imaginería de los superhéroes (un recurso que conocían muy bien) pero no para rendirles tributo, sino para contar un drama sacado directamente de los más oscuro y trágico de nuestra condición: el humano como lobo del humano.
Historia conocida mezclada con ciencia ficción: la marca de Watchmen.
Fuente: Promoción
Los personajes de Watchmen no luchan por la justicia, el progreso o la libertad sino para satisfacer sus propias ansias de egolatría, venganza, lujuria, violencia, riqueza, poder o simplemente para sentirse vivos y escapar de una existencia que de otra forma se perdería en la gris banalidad de una cotidianeidad oscura y desesperanzadora.
Y si alguno decide, precisamente, luchar por el "bien", lo termina haciendo a costa de la humanidad misma, con lo que el remedio puede terminar siendo mucho peor que la propia enfermedad.
En este universo paralelo, los superhéroes nacieron en el cuerpo de policía, que
comenzó a disfrazarse "como los ladrones" para evitar ser reconocidos en su
labor de "vigilantes" o "justicieros". Fuente: Promoción
¿Deprimente y oscuro? Bienvenido al universo Watchmen, que es, precisamente, un universo paralelo al de la realidad que conocemos. La historia transcurre en Estados Unidos, en 1985, pero Nixon está en su quinto mandato, una dictadura con maquillaje democrático (como la que Fujimori ejerció aquí por una década) que asesina civiles y manipula los medios para perpetuarse en el poder.
En este universo por ejemplo, JFK y los periodistas Woodward y Bernstein (que destaparon el caso Watergate y le costaron a Nixon la presidencia) han sido convenientemente asesinados por "el Comediante", el más abyecto (pero no el más letal) de estos supuestos "superhéroes".
Rorschach es el Watchmen más loco y antisocial, lo que lo convierte, irónicamente,
en el más lúcido, entrañable y cuerdo de todos ellos, una condición por la que
tendrá que responder. Fuente: Promoción
La película es totalmente consistente con la novela original, la que es tomada practicamente como un "story board" por el director Zack Snyder, quien a lo largo de sus casi tres horas logra reproducir el agobiante universo creado por Gibbons y Moore y adornarlo con la contundencia de una narrativa cinematográfica, un reparto y unos efectos especiales de primer nivel.
Los actores son mayormente desconocidos para nosotros, con las excepciones de Billy Crudup ("Casi famosos") y la siempre bella Carla Gugino ("Sin city"), pero todos cumplen con sus roles de manera muy eficiente, especialmente Jackie Earle Haley como Rorschach, sin duda uno de los sociópatas más entrañables y peligrosos vistos en la pantalla.
Pero insisto, "Huachimanes" no es una película de superhéroes (de hecho el único que tiene superpoderes es el doctor Manhattan), Watchmen es un oscuro drama sobre la condición humana que ha sido desarrollado utilizando elementos de la cultura pop y la historia norteamericanas.
La extrema y explícita violencia (gráfica y sicológica), lo complejo de la narrativa (flashbacks y flashforwards) y la referencia a hechos y fenómenos históricos "paralelos" no la hacen una película recomendable para niños.
¿El amor entre una chica terrenal y un "dios" serán la calve para salvar a la
humanidad? Afortunadamente no. Fuente: Promoción
Nada aquí es como en "Los 4 fantásticos" o los "X-Men", en "Huachimanes" el tono es más bien como en "Apocalipsis ahora", "Unforgiven" o "Sin city", universos donde el humor es provocado únicamente por el cinismo o la ironía y donde el "happy end" solo es admisible en clave de cursilería. En resumen: una excelente película sobre lo menos excelente de la condición humana, contada de una manera seria pero sin las pretenciones intelectuales de las que a veces pecan este tipo de propuestas. Por el contrario, Watchmen es conciente de sus propias limitaciones y las asume como un producto más de la "cultura pop" que sabe que es. Muy recomendable.
Comentario de Pablo Vásquez para Sophimanía
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