De la región en verde o "zona de Broca". Fuente: Nature
Investigaciones hechas en la Universidad de Rice (Houston) usando escáners cerebrales han descubierto las áreas del cerebro que participan cuando elegimos las palabras con que expresamos una idea.
Se trata de la corteza temporal izquierda y un área conocida como LIGF (que abarca "la zona de Broca"), ambas relacionadas con nuestra capacidad de hablar, especialmente en situaciones cuando dudamos entre decir una palabra u otra.
Todos los estudios sobre el habla son importantes pues es una cualidad que los humanos hemos desarrollado de una forma extraordinaria y única.
Nadie sabe cuándo comenzamos hablar, pero los antropólogos asumen que ya lo hacíamos cuando salimos del Africa para comenzar a poblar el planeta, hace unos 200 mil años.
Por supuesto, antes del habla ya había comunicación. Todos los animales tenemos la capacidad de comunicarnos con otros miembros de nuestra especie, pero en no humanos generalmente se trata de expresiones de situaciones inmediatas, relacionadas a peligros u oportunidades de comida o reproducción.
Los monos (nuestros muy cercanos parientes) pueden identificar selectivamente llamadas individuales de compañeros de manada, así como saber si se trata de una voz de miedo o dicha. Es decir, se trata de cierto tipo de "palabras".
Los macacos de la India, cuando son cachorros y sus parientes juegan con ellos a que los "atacan", emiten chillidos de peligro que sus madres ignoran. Pero si el peligro es real, las madres pueden identificar la diferencia de los gritos y acuden en su ayuda.
El antropólogo John Mitani, de la Universidad de Michigan, ha estudiado a chimpancés de Tanzania, y cree que estos pueden diferenciar "acentos regionales" en sus gritos, pudiendo discriminar si lo que oyen lo dice un miembro de su propia manada o un "extranjero".
¿Cómo así los humanos pudimos ir más allá de los gruñidos de nuestros parientes? No sabemos, pero ciertamente ahora podemos hablar sobre más temas que los depredadores: de nuestros sueños y nuestras metas, y podemos hablar, curiosamente, de lo que es hablar.
Información de LiveScience. Edición, versión y traducción de Sophimanía
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