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La doctora Kathleen Berchelmann conoce de cerca casos de chicos ansiosos, estresados y deprimidos. Al menos una vez por semana atiende un caso de intento de suicidio por parte de un menor. "Da miedo" dice Berchelmann, pediatra del hospital Barnes-Jewish de Missouri.
Cuando les pregunta sobre sus actividades al aire libre a sus jóvenes pacientes, los adolescentes recuerdan "alguna vez maravillosa" que fueron al campo, pero que ya no es parte de sus rutinas ni de su vida familiar.
En EEUU, el tiempo que los niños pasan fuera de casa está disminuyendo. El promedio actual en ese país para actividades al aire libre es de cuatro a siete minutos por día. En cambio se pasan siete horas frente a un televisor o una computadora o incluso un teléfono celular.
El asunto de cómo afecta la falta de relación con la naturaleza a los jóvenes se está convirtiendo en un problema nacional. Y es que hay una correlación entre menos actividades al aire libre y mayor cantidad de jóvenes medicados con antidepresivos o con fármacos para los déficits de atención.
La fundación educativa estadounidense para la vida salvaje ha insistido en uno de sus últimos informes en la necesidad de reconectar a los jóvenes con la naturaleza, como un factor que los beneficia mental y físicamente. Incluso algunos investigadores hablan ya de jóvenes con "desorden de déficit de naturaleza".
El tiempo que los jóvenes pasan en sus casas, frente a pantallas electrónicas, va en desmedro también del tiempo que le deberían dedicar a sus tareas, a practicar deportes o a llevar talleres fuera del colegio.
Algunos padres dicen temer que sus hijos sean secuestrados, aunque estadísticamente esa es una probabilidad muy remota. El que se queden en casa, sin jugar al aire libre, también colabora con la obesidad infantil.
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El estudio sugiere que los niños que dedican más tiempo a actividades al aire libre, en áreas verdes, tienen menos riesgo de desarrollar déficit de atención y sufren menos depresión y ansiedad y tienen mejor apetito. En cuatro palabras: son chicos más felices.
La inteligencia también se beneficia porque los jóvenes aprenden a colaborar en equipo y resolver problemas todos juntos, algo que también favorece la creatividad y la confianza en sí mismos.
El estudio recomienda a los padres que prediquen con el ejemplo: desenchufarse de la tecnología y conectarse con la naturaleza jugando al aire libre. Cuando sea posible, permitir que los jóvenes vayan en bicicleta o caminando al colegio o a la casa de algún amigo cercano.
Organizar juegos grupales entre jóvenes de la cuadra y hacerlos competir con los de otro barrio. O simplemente coordinar con los otros padres para reunirlos al aire libre, en lugares con jardines y plantas, o hacer caminatas a campo traviesa.
Y si eres un trabajador del área de salud, pregunta a tus pacientes sobre sus hábitos al aire libre. Si tienen hijos háblales de la buena relación entre actividades al aire libre y salud mental y física. Si eres médico, prescribe como medicina actividades al aire libre.
Información de Kansas.com. Versión, edición y traducción de Sophimanía
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