Estudio: Bajo amenaza los hombres huyen o pelean, las mujeres buscan acuerdos

Bajo tensión, las diferencias entre los sexos se notan más. Foto: Lawnboy1975

Generalmente se tiene por cierta la hipótesis que dice que ante un rostro que luce amenazador los seres humanos reaccionamos de dos formas: peleando o huyendo, pero un nuevo estudio señala que ese tipo de respuestas pertenece más a los hombres.

Las mujeres, en cambio, ante la misma situación reaccionan distinto: tendiendo puentes, tratando de pactar de forma pacífica. Esta tendencia tendría como origen proteger a los hijos. Así lo señala una nueva hipótesis desarrollada por la neurocientífica Shelley Taylor de la Universidad de California.

Los científicos hicieron un estudio comparativo de la actividad cerebral de hombres y mujeres bajo situaciones de tensión o tranquilidad, expuestos simultáneamente a rostros que reflejaban distintas emociones.

Estas condiciones revelaron que entre hombres y mujeres hay habilidades muy distintas a la hora de procesar rostros. Los hombres estresados (es decir con altos niveles de cortisol en la sangre) muestran poca actividad cerebral en las zonas donde analizan las expresiones de otras personas.

En contraste, las mujeres bajo tensión no sufren deterioro de esa habilidad, no importa la cantidad de cortisol que tengan en el flujo sanguíneo. Esta capacidad diferenciada entre hombres y mujeres no se limita a la evaluación de rostros sino va más a allá: a la evaluación de intenciones y emociones en las personas que nos rodean.

Según los investigadores, en las mujeres el estrés incrementa el flujo de información entre las regiones cerebrales, mientras que en los hombres ocurre exactamente lo opuesto: las áreas se desconectan, haciendo difícil entender expresiones y emociones.

Esta facultad le permite a las mujeres, aun en situaciones de tensión, mayor capacidad de tender puentes y lazos con las personas que las rodean, ya sea luego de un terremoto o en reuniones de negocios, sobre todo si estos son difíciles.

Información de Scientific American. Versión, edición y traducción de Sophimanía

Artículo original y completo (en inglés) aquí